martes, 28 de enero de 2014

EXAMINAME, OH DIOS

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'UNA CARTA DE AMOR'

EXAMINAME, OH DIOS -  doki,maso,n me o` qeo,j

LECTURAS BÍBLICAS: Salmos 26:2; 139:23, 24ª; 36:9; Ef. 5:13-14; Ex. 19:8; Juan 8:12;

Salmos 26:2: “Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón”.
Salmos 139:23, 24a: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad”
Salmo 36:9 “En tu luz veremos la luz”
13 Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo.
 14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo.

8 Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo.

Jn. 8:12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, jamás andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”

Salmos 119:105  Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.

Salmos 119:130 La exposición de tus palabras alumbra.

Mateo 5:14: Vosotros sois la luz del mundo.

A pesar que hay versículos, en la Biblia, que hablan sobre el hacerse un examen interior, como 1 Co. 11:28 y 2 Co. 13:5 que se refieren a casos puntuales y Hag. 1:5, 7 que se refiere a un examen externo. El Espíritu del Señor no está en contra a llegar de conocerse a sí mismos, pero quiere que evitemos que nosotros, que tenemos un corazón perverso, lo hagamos, como se manifiesta, en Jer: 17:9 que dice:

“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”

El motivo es simple, y es fundamental entenderlo. En un auto análisis, debido que no tenemos la luz de Dios resplandeciendo completamente en nuestro corazón, podríamos a llegar a falsas conclusiones. Si las conclusiones subjetivas nos favorecen, podríamos vivir una falsa seguridad. Si nos desfavorecen podríamos hundirnos en la desesperación.
El Espíritu del Señor, quiere evitar que tengamos conclusiones subjetivas sobre nosotros mismos, y el salmista propone otro camino más seguro y objetivo.
El pide al Espíritu del Señor ser examinado y probado por Él, para que pueda ver su exacta situación espiritual.
Normalmente el Espíritu del Señor usa hijos de Dios, que están bajo la luz del Espíritu, a nuestro alrededor, para que estos, nos hagan ver, nuestra miserable actitud de vanagloria. También puede usar el medio ambiente donde vivimos, mediante libros, películas, documentales y más importante la misma Biblia. Una situación inesperada, puede tener detrás, la luz del Espíritu del Señor, que puede hacer resplandecer nuestro corazón.
Sobre todo el Espíritu del Dios Triuno, desea hacernos ver nuestra situación, para que entendamos, cuanto más necesitamos de la vida Espiritual de Cristo, en nosotros.
Si nosotros nos examinamos a nosotros mismos, este examen se queda en un nivel intelectual. Si dejamos al Señor que nos ilumine y pruebe, esta prueba será nuestra experiencia personal, y esta luz afectará directamente a nuestro corazón.
Conozco directamente a personas que tienen miedo de pedir al Señor que los examine. Esto es porqué saben, que un examen del Señor, le puede costar muy caro. Todos ellos se resisten a pedir con suplica la intervención Divina en sus vidas. Saben que si Dios los examina, Él pondrá en evidencia, y con exactitud, todas sus faltas mediante pruebas a veces muy dolorosas y penetrantes. 
Él conoce el más íntimo de nuestro corazón, nuestro espíritu, alma, mente, voluntad, emociones, sentimientos y nuestra consciencia. Él puede percibir nuestros más velados problemas espirituales, que nunca podríamos descubrir con nuestra mente, y desea llevarlo a la superficie mediante su luz para que los experimentemos íntimamente moviendo a nuestra voluntad para desecharlos.
Nuestra evaluación natural, debido que es subjetiva, puede fallar, cuando pensamos que somos buenos, Él Espíritu puede pensar de manera diferente, y cuando pensamos que somos malos, también Él puede pensar de manera diferente.
Solo lo que el Espíritu pone en evidencia, es la verdad objetiva y esto siempre sucede cuando le permitimos que pueda obrar en nosotros. Podemos pensar que esta u otra persona, no tienen el derecho de evidenciarnos en esto y en aquel asunto, pero la verdad es, que el Señor lo permite, para que su luz ilumine nuestro corazón, para que entendemos en nuestra experiencia, todo lo que necesita ser quitado de nuestro corazón.
En las tinieblas experimentamos las pruebas más duras. A las pruebas sigue la luz del Espíritu de Dios que estimula nuestra consciencia.
Si tenemos una actitud de humildad y mansedumbre bajo la luz Espiritual Divina, es cuando nuestra voluntad puede ser igual la voluntad del Espíritu de Dios.
En esta situación de humildad y mansedumbre seremos capaces de reconocer nuestra vanidad y entonces podemos tener el poder de salir, desde las tinieblas a la luz.
Más que desechamos por el poder del Espíritu del Dios Triuno de nuestro corazón y de nuestra vida natural, todo lo que la luz y la vida del Espíritu de Cristo nos ilumina y nos enseña, más la vida del Espíritu del Dios Triuno, puede penetrar en nuestro corazón.  
Hay millones y millones de personas que están viviendo una vida, sin querer esforzarse de quitar absolutamente nada de lo que el Espíritu de Dios le pone en evidencia, estas, tendrán una vida espiritual estéril, y no serán útiles dentro el plan del Espíritu de Dios.
Hay miles y miles de persona que están atenta a las direcciones del Espíritu y estas pueden progresar desde niños en Cristo, a huiós del Espíritu de Dios, y de huiós de Dios a huiós consagrados que crecen y producen fruto.
El Señor, mediante evidenciar situaciones en nuestra experiencia personal, permite que llegamos a conocer todas las verdades que están escondidas en nuestro corazón para que nuestra voluntad proceda a eliminarlas, bajo el poder del Espíritu del Dios Triuno. Es su luz la que nos revela la verdad sobre nosotros mismos y su poder hace que nuestra voluntad sea sumisa a su voluntad.

En Salmos 36:9 dice: “En tu luz veremos la luz”

La primera luz, de este versículo, enfatiza que es la luz del Espíritu de Dios, lo que puede poner en evidencia nuestro corazón. La segunda luz, nos dice que debido a esta luz Espiritual Divina, podremos ver la realidad de nuestro corazón.
Vivir bajo la luz del Espíritu de Dios, es ser iluminado por el Espíritu, y nuestro corazón, es puesto en evidencia. Así no se trata del vecino que no dice esto y aquello, es la revelación que el Espíritu del Dios Triuno nos hace directamente, en nuestro corazón, cuando tenemos fallado una prueba.
Muchas veces se trata de situaciones negativas, otras de situaciones que tienen una semblanza de objetividad. Su luz resplandece sobre nuestros asuntos y nos revela lo que el Espíritu de Dios quiere que veamos y que dejemos. A veces luchamos en contra al viento intentando preservar lo que tenemos que dejar. Es por esto que el apóstol Pablo dice en la epístola de Efesio:

13 Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo.
 14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo.

En nuestra vida, hacemos muchas obras que consideramos buenas y espirituales, pero cuando son expuestas por la luz del Espíritu, encontramos restos de nuestra vanagloria en ellas, y la luz las cataloga como leño, heno y hoscarasca. A todas estas el Señor la evidencia para que las dejemos. Ciertamente pensamos que somos mejores que otros, pero cuando dejamos a la Luz del Espíritu iluminarnos, vemos en seguida nuestra verdadera condición. Cuando consideramos todas las obras que hemos hecho, a la luz del Espíritu, es entonces, que conoceremos como obró nuestro corazón, y la luz nos revelará cuan poco la vida del Espíritu de Cristo penetró en nuestro hombre exterior, y cuanto más necesitamos de Él en nuestra vida.
No debemos examinarnos y después informar al Señor nuestras faltas, más bien, bajo la iluminación de la luz del Espíritu podemos ver nuestros fallos, y tenemos la oportunidad de confesarlos y hacer una adecuada restitución y eliminarlos de nuestras vida.
El conocimiento de nuestro corazón, no depende de nuestra análisis subjetiva, más de la luz del Espíritu  de Dios, que nos revela nuestra verdadera situación. Cuando el Espíritu del Señor nos ilumina, también nos da una salida, para que podemos actuar. Es muy fácil saber si estas recibiendo la luz del Espíritu. Si ves en ti, unas multitudes de comportamientos que tienes que desechar, sabe que allí, está la luz del Espíritu del Dios Triuno, que te está revelando, lo que tu voluntad tiene que llevar a cabo. Si tu consciencia es pura, humilde y mansa, no te será difícil, el jugo será fácil. De otro modo si tu consciencia esta mancillada y vanidosa verás el problema, más no tendrás fuerzas para dejarlo.
Si ves tu comportamiento como correcto, probablemente está apartado de la Luz, y no hay posibilidad de avanzar espiritualmente, y probablemente en tu corazón está reinando la vanagloria.
Al hombre natural, le gusta poder dormir, y al dormir no puede ver la luz del Espíritu de Dios. Si usamos nuestra mente para analizarnos, lo inevitable, no será desechar lo que estamos haciendo, lo inevitable será intentar de encubrir con todos los medios nuestras posibles faltas y mantenernos en ellas.
Solo cuando la luz del Espíritu del Dios Triuno, pone en evidencia nuestros errores, y tenemos una actitud humilde y mansa, no tenemos otra opción de admitirlo, confesarlos, aportar restauración y cambiar nuestro comportamiento con la ayuda del Espíritu.
Nuestro análisis personal, deja intacta nuestra vanagloria, pero la luz del Espíritu de Dios resalta nuestra vanagloria y hace posible un verdadero cambio.
Antes de la cruz, el hombre no puede ver su real situación. A él le parece que su comportamiento es correcto, no es diferente del resto del mundo. Es solo cuando la luz del Espíritu de Dios, lo ilumina, que se da cuenta de su situación. Así al que está antes de la cruz no tenemos que amonestarlo, más pedir al Espíritu que lo ilumine. Sólo la luz del Espíritu, puede hacer que el hombre vea su verdadera condición y desear un cambio.
La diferencia entre un niño en Cristo y un huiós de Dios, es que el primero piensa que puede seguir al Señor con fidelidad. Un ejemplo de esto fue cuando Moisés propuse el Pacto a los Israelitas, todos ellos dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho, haremos.’ ¿Lo hicieron? Ciertamente que no. Esto pasó porque la luz del Espíritu de Dios no los estaba iluminando, y todos ellos se veían capaces de hacer lo que el Espíritu del Señor le pedía.
No pasa esto con quien la luz del Espíritu está permanentemente sobre un huiós de Dios. El huiós que crece, y está produciendo fruto, está constantemente desechando lo que el Espíritu le revela que tiene que desechar, por esto crece, porqué permite a la vida de Cristo entrar más y más en su corazón. Él sabe que todo esto está fuera de su poder natural y que necesita al  poder del Altísimo para poder avanzar con seguridad.

Hay una diferencia abismal entre conocimiento y luz. El conocimiento no es luz y la luz no es conocimiento. Estos son dos factores irreconciliables.
La luz Espiritual del Dios Triuno es objetiva. El conocimiento es subjetivo.
La luz Espiritual del Dios Triuno está relacionada con la verdad. El conocimiento está relacionado con la apariencia y la vanagloria.
La luz Espiritual del Dios Triuno produce un efecto espiritual. El conocimiento produce un efecto natural.
La luz  Espiritual Divina está en el Espíritu de Dios. El conocimiento está en la mente del hombre.
La luz del Espíritu de Dios, nunca olvida la verdad. El conocimiento mengua, y pierde su poder.
La luz Espiritual del Dios Triuno nunca engaña. El conocimiento es traicionero.
La luz Espiritual del Dios Triuno está relacionada de cómo ve el Espíritu de Dios un cierto asunto. El conocimiento lo ve como el hombre natural lo ve.
Una persona puede estar llena de conocimiento bíblico y no tener luz espiritual Divinas en su corazón por falta de humildad y mansedumbre.
La biblia dice que el conocimiento envanece.  Pero cuando la luz Espiritual Divina brilla en el corazón del hombre, no lo envanece, sino que lo conduce a censurarse a sí mismo, a arrepentirse espiritualmente de sus hechos pasados, a detestar su carne y a suplicar de todo corazón al Espíritu de Dios que lo ayude a librarse de su inmundicia y al fin de cambiar su curso.

El Espíritu de Dios es luz, y cuando nos se acerca, somos iluminados por su luz. El hombre en general siempre piensa que está bien, y lo que hace, que es perfectamente normal.  Cuando el Espíritu de Dios se acerca con Su luz, de repente cambiamos de idea, y podemos ver lo corruptos que somos en todo lo que hacemos. Esto es debido que nuestra ética no tiene nada que ver con la ética del Espíritu de Dios y que nuestra voluntad no es la voluntad del Espíritu del Dios Triuno.

De la misma manera que el Espíritu de Dios es luz, y que el Espíritu de Cristo es luz, la palabra que nos dejó el Espíritu del Dios Triuno, también es luz. Así que no tenemos que seguir nuestros sentimientos y emociones o nuestra mente para determinar que algo está bien o está mal. Tenemos que comprobarlo a la luz de la Palabra que el Espíritu de Dios que nos ha dejado como lo expone el Salmista: ‘Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino’. Solo la Luz puede poner en evidencia nuestra verdadera condición espiritual en la situación que estamos viviendo. Solo con humildad y mansedumbre podemos aceptarlo, y mover nuestra voluntad con el poder Espiritual suficiente, para desechar todo lo que tenemos que desechar.

No solo el Espíritu del Dios Triuno,  el Espíritu del Padre, y el Espíritu del hijo de Dios y la palabra son Luz, mas también los hijos de Dios, son luz, como nos expone el evangelio de Mateo que dice: “Vosotros sois la luz del mundo”. Sea los niños en Cristo, sea los huiós de Dios, pueden reproducir la luz del Espíritu de Dios en nosotros.
Es por esto motivo que a veces cuando hablamos a un hijo que se encuentra en debilidad, este tiene un cierto temor de nosotros. Cuando un huiós de Dios, está bajo la luz del Espíritu, puede redargüir de pecado al más débil y este último si en él hay vanidad, se puede sentir atacado.
Es cuando el hijo débil, teme ser expuesto por el que está en la luz del Espíritu de Dios, intenta a separarse de él debido a su vanagloria o a su vergüenza.
Es por esto, que en nuestras iglesias, se forman las pandillas de los débiles, que se unen en contra de los que tiene la Luz Espiritual de Dios, con el motivo de protegerse los unos de los otros. Los débiles saben reconocer la Luz Divina en otro hermano, pero la rechazan por orgullo, y falta de humildad y mansedumbre. Es de esta manera que la iglesia se divide, lo que el Espíritu intenta unir y hacer progresar. En esta situación nada humanamente posible se puede hacer.
No sirven los buenos sermones, no sirven las buenas palabras, no sirven las amonestaciones, nada sirve al hermano que se encuentra en debilidad. Él siempre procura ocultarse en sus tinieblas como hizo Adán debido a su vanagloria.
La única solución, es que se le acerque la luz del Espíritu Dios, solo y únicamente esta puede producir el milagro una vez quitada la vanagloria.
Sabemos, que el Espíritu no espera de manera indefinida, para que el hermano se arrepienta, hay un tiempo, y después de este tiempo el labrador pasa y corta el pámpano seco, y este hermano entrará en el cielo, solo como por el fuego.
Estos son cortados del nuevo hombre y serán inútiles por la iglesia. Solo serán los invitados en la boda del Cordero, no podrán hacer parte de la novia de Cristo, nunca en la eternidad, podrán servir al Espíritu de Yahweh cara a cara, solo podrán servir en el ‘atrio’ del reino de los cielos y jamás, en el lugar Santo o Santísimo.
Tal vez hoy, todavía puede haber arrepentimiento espiritual en esta tierra, pero en el cielo será imposible.
No engañémonos a nosotros mismos cuando, un excelente mensaje que estimula nuestras emociones, somos conmovido en nuestros sentimientos por un versículo, o excitados con unos cantos enternecedores, o cuando nos estremecemos por el derramar de unas lágrimas profusas, o por otras razones naturales, y pensamos que todo esto hace posible el verdadero arrepentimiento espiritual. El elemento indispensable para progresar, es la luz Divina del Dios Triuno, es la luz que el Espíritu de Dios emana mediante su Espíritu y nos hace ver lo miserables que somos.
Todo lo natural es vanidad, y tiene que ser desechado. El mundo, está saturado por este cáncer mortal que el Espíritu de Dios trata de extirpar.
El Salmista proclamó al Señor el deseo de su voluntad, ‘Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno’. Solo cuando nuestra voluntad empareja a la voluntad del Espíritu, el Espíritu se mueve y provee a hacerte ver en tu experiencia lo que eres en verdad. Todos los huiós de Dios están pasando por estos enseñamientos cada día, y no puede ser diferente. Ciertamente pasarás por situaciones trágicas y tendrá que dejar mucho atrás, pero como dijo Pablos en Romanos 8:18:

Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.

Nuestra esperanza es gloriosa, pero dejamos la seguridad de lo que seguramente tendrá que venir, y perseguimos en tener nuestros ojos fijos en Cristo, para que su luz gloriosa nos pueda iluminar en todo momento en esta vida, para conocer en cada momento la verdad, y la verdad nos hará libres.

¿QUE TE PARECE Y QUE PIENSA HACER AL RESPECTO?

Armando Zanolla

Berlín el 27 de enero del 2014
Revisado el 28 de enero del 2014
Revisado el 18 de febrero del 2014

viernes, 24 de enero de 2014

HÁGASE LA VOLUNTAD DEL SEÑOR

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HÁGASE LA VOLUNTAD DEL SEÑOR Tou/ kuri,ou to. qe,lhma gine,sqwÅ

LECTURAS BIBLICAS:  Mt. 11:29-30. Jn. 15:15. Ef. 5:17

29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;.
 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

1.      Para poder expresar luz y la vida de Cristo y su voluntad, tenemos que haber sido  consagrados a Dios.
2.      Para ser consagrados a Dios tenemos que llegar a tener Cristo formado en nosotros.
3.      Para tener Cristo formado en nosotros tenemos que tener completamente regenerado nuestro corazón. (Espíritu, alma, mente, voluntad, emociones, sentimientos, consciencia)
4.      Para tener nuestro corazón completamente regenerado tenemos que haber sido insertado en el nuevo hombre y haber dejado que la luz, y la vida de Cristo, pudiera regenerar todo nuestro corazón.
5.      Para poder ser insertado en Cristo, tenemos que haber sido cortados del sistema del mundo redimidos y justificados.
6.      Para haber sido cortados del mundo tenemos que haber creído espiritualmente en el nuevo pacto.

Billones de billones de personas, mueren sin conocer aún en parte el Espíritu de Dios, y el propósito de vivir en esta tierra.
Millones y millones de hijos de Dios, llegan fácilmente al punto no. 4.
Solo miles de miles de huiós de Dios, llegan al punto No. 1.
La piedra de tropiezo es el punto número 3. Hasta que no se pide algo concreto al hombre, este fácilmente acepta, todo lo que se le propone. Los hombres son leales, hasta que ya no le conviene, entonces te abandonan. En el momento que se le pide algo más personal, y que les costa, ya no le es tan fácil seguir adelante y vuelven a su vomito.
La entrega total para muchos, es imposible, y esto es debido a la falta de humildad y mansedumbre, porque para estas personas, requiere sacrificio. Para estos ciertamente sacrificios, para el huiós de Dios que está creciendo, ciertamente es un honor.
En el momento de haber sido insertado en Cristo, el Espíritu puede fácilmente tomar posesión del espíritu del hombre, y su deseo es comenzar el lavamiento espiritual y la regeneración de todo el corazón, lo más antes posible.
En vanidad hemos nacidos, ahora el hijo de Dios es llamado a dejar de lado esta vanidad en todas sus formas. Más esto suceda, más el Espíritu puede avanzar en el corazón del hombre.
¿En que consiste esta vanidad en mí que necesita  menguar, para que crezca Cristo en mí?

Vamos a dar una pinceladita.
La vanidad produce una falta de la realidad, y hacen vacíos los desenlaces diarios.
La vanidad es arrogante, presuntuosa, envanecida en su propia espiritualidad.
La vanidad produce  insubsistencia del punto de vista del mundo y sin razón de justicia, ni mundana ni espiritual, debido que uno habla mucho, y sin real contenido, de las cosas espirituales o de los hechos del mundo.
La vanidad envanece, por falta de modestia y por ser presuntuosa.
La vanidad hace uno sospechoso de las intenciones de los otros.
La vanidad juzga sin razón, debido que hace que uno tenga un alto concepto de mí mismo.
La vanidad es extravagante y presuntuosa en su manera de ser, debido que intenta en influir desfavorablemente sobre los otros, para producir una alteración o mudanza o reacción, según sus propias ideas.
La vanidad impone un gravamen demasiado gravosos sobres los seres más queridos, los hijos y la  esposa, en materias religiosas, de educación o de la vida.
La vanidad procura metas, con un ansia de logros injustificados.
La vanidad es creída, demasiado suficiente, se alaba en sobremanera, es vanagloriosa en sus logros, demostrando hacer un vano alarde de su erudición, anchando a uno mismo, y produciendo una exagerada inmodestia, debido a la soberbia, descaro y desfachatez.
La vanidad da importancia a cosas, sin importancia.
La vanidad, exagera en los sentimientos caballerosos, denotando un fingido orgullo, haciendo uno altanero y soberbio.
Esta es solo una pinceladita del contenido de la vanidad del hombre.
Todo esto tiene que menguar si queremos que el Espíritu crezca en nuestro corazón.
El Espíritu, puede progresar fácilmente en el espíritu del hombre, pero, para llegar a todas las partes del corazón,  no le es posible adelantar en él tan fácilmente, si antes, la voluntad del hombre, es igual a la del Espíritu y esto para salvaguardar el libre albedrio del hombre. Este tiene que dar las espaldas voluntariamente a su vanidad, y dejar que el Espíritu haga avanzar la vida de Cristo en Él.
Debido que en la gran mayoría de los casos, esta no es la realidad, millones de millones de hijos, se quedan atrás, sin poder nunca saber, en todas sus vidas, cual es la voluntad de Dios, para ellos y poder entrar a hacer parte del plan de Dios en la creación.
Todos ellos, tienen una cierta Luz y una cierta Vida en su corazón, pero no le es suficiente, para  tener Cristo formado en ellos.  Es por esto que nunca, podrán ser consagrados a Dios, en su experiencia personal, ni podrán hacer parte permanente, del nuevo hombre.
La vida y la luz del Espíritu, tienen como su objetivo, el tomar posesión de todo el corazón del hombre, también conocido como el ‘hombre exterior’, para que, esta luz y esta vida, pueda desechar primero toda vanidad, para poder en la experiencia expresar Cristo al mundo, con el fin de recobrar el Reino de Dios perdido por causa del hombre.
Es una pena, que el Espíritu, posea el espíritu del hombre, y que, no pueda pisar el terreno del alma, de la mente, de la voluntad, de las emociones, de los sentimientos, y de la consciencia al mismo tiempo, en la experiencia.
La única manera, para que el Espíritu, pueda progresar en la vida espiritual del niños en Cristo, es cuando su voluntad, es sumisa a la voluntad del Espíritu teniendo tolerancia ‘Zero’ en el campo de la vanidad desde el lado negativo, y expresando la vida de Cristo con humildad y amor, del lado positivo.
Es por esto, que millones de millones, a pesar de tener vida eterna, el Espíritu, nunca ha podido tocar, el terreno personal del hombre exterior, su alma, su mente, su voluntad, sus emociones, sus sentimientos, y su consciencia de la misma forma que lo hizo con su hombre interior, donde la vanidad tiene su trono.
De todas las partes del hombre exterior, la más importante para una progresión espiritual, es la voluntad. Muchos niños en Cristo, se acercan al Señor, mediante su mente, sus emociones, y sus sentimientos. Estos acercamientos son como pisar una tierra prohibida, árida, y llenas de pedregales y espinos, que solo puede producir, madera, heno, o hojarasca, que no sirven en nada, para una progresión espiritual y un día solo serán quemado por el fuego.
Llegar a lo status de huiós en Cristo, también no es suficiente. Si un huiós de Dios, no sigue usando su voluntad en sumisión a la voluntad del Espíritu, no podrá crecer y no podrá producir el buen fruto, debido que no podrá conocer la voluntad del Espíritu. No conociendo la voluntad del Espíritu, el huiós, no podrá, someterse a ella.
La mayoría de las personas, que no conocen la voluntad del Espíritu, son guiadas en sus vidas, por su intelecto, su mente, sus emociones y sus sentimientos y de esta manera solo pueden satisfacer estas partes de su corazón, y no al Espíritu.
Tenemos que usar nuestra voluntad, en sumisión al Espíritu, para tener una conexión segura, con la luz y la vida de Cristo en nosotros. Solo mediante una voluntad sumisa en humildad y mansedumbre, es posible hacer que el Espíritu pueda avanzar en nuestro hombre exterior. Donde ha humildad, no puede haber vanidad.
No podemos inculpar al Señor, por qué, no conocemos Su voluntad.
En el momento que miramos a nuestro alrededor, con humildad y mansedumbre, encontraremos allí, la voluntad del Espíritu para nosotros. Así que no podemos tener excusas. El Espíritu puede impartir dones espirituales aun antes de la cruz para iluminar al mundo.
La humildad y la mansedumbre, son dones espirituales. Estos, están a mí y a tu disposición, en cada momento del día. Si decides usarlos mediante tu voluntad, no son solo relegados a una situación de antes de la cruz, más en todo momento de tu vida, teniendo consciencia que son dones espirituales y que se originan en el Espíritu.
Es necesario que nuestro libre albedrío, tenga que hacer, lo que la Luz nos hace ver, y lo que la vida de Cristo nos hace ver. Nuestra libertad, que es el libre albedrío, tiene que seguir las direcciones del Espíritu si quiere progresar en la vida espiritual.
Si podemos sometemos, a estas orientaciones espirituales, no solo podremos conocer la voluntad del Espíritu, mas también crecer espiritualmente y producir el buen fruto.
Si alguien se pregunta de cómo se puede conocer la voluntad del Espíritu, es que probablemente nunca la tiene conocido. Si uno la tiene conocido una vez, ya conoce el camino hacia a ella y  ‘su yugo será fácil, y ligera su carga.’
Una vez que aprendamos a seguir la senda de la humildad y la mansedumbre, en amor, llegar a conocela voluntad del Señor es fácil, porque su carga es ligera.
Pregunta: ¿Quién es apto para conocer la voluntad del Señor?
Respuesta: Todos los que han recibido en su corazón les dones de la humildad y de la mansedumbre en amor, como su don espiritual y han pasados por los puntos mencionados antecedentemente.
La humildad y la mansedumbre, son dones, para ser usados por una voluntad sumisa al Espíritu. Esta actitud produce el verdadero ágape espiritual. Si como niños en Cristo o como Huiós de Dios, dejamos de usar estos dones, inmediatamente perderemos el privilegio de conocer en su íntimo, la voluntad del Señor para nosotros; nos estanqueremos, y no volveremos estériles.
Cuando el Señor nos consagra, consagra todo nuestro ser, inclusivo nuestra voluntad. Un huiós consagrado, tiene su voluntad sumisa a la voluntad del Espíritu en toda humildad y mansedumbre, y es así, que crece y lleva fruto en amor.
Cuando conocemos las voluntad del Espíritu, no tenemos que poner nuestros ojos, en lo que estamos haciendo, nuestros ojos, nuestra boca, nuestros oídos, nuestros sistemas olfativos tiene que estar enfocados, solo a la luz que nos ilumina, y la vida que estamos recibiendo. Si quitamos nuestra mirada de Cristo ya nuestra obra viene a ser más importante que Cristo, y perderemos su dirección. nos estanqueremos y será imposible avanzar
La luz y la vida de Cristo, nos hacen ver en profundidad nuestra vanidad. Viendo esta miserable verdad, en nosotros, tenemos que estar dispuesto, que la vida de Cristo, nos lave y nos regenere todo nuestro hombre exterior, para que no existan obstáculos en nuestro camino espiritual.
Un pequeño obstáculo, tiene el poder para incomunicar esta luz y esta vida. Cualquier obra, que pongamos delante de nuestros ojos, impedirá completamente nuestra visión. Si usted está buscando la voluntad del Señor, y no la encuentra, no trate de mirar por aquí o por allá, con la esperanza de encontrarla. Mire en su corazón, y deje en toda humildad y mansedumbre, que la luz de Cristo, lo ilumine, y verá clara, la voluntad del Espíritu para Usted.
Solo eliminando todos los obstáculos entre usted y el Espíritu, podrá usted, estar en una situación, de humildad y mansedumbre y amor, delante del Espíritu. Los obstáculos, son las arma que usa el enemigo, para congelar nuestro corazón e impedir nuestro crecimiento espiritual.
A pesar que Dios, tiene su camino específico, para que sus hijos, conozcan su voluntad, las leyes del Espíritu son fijas. Él puede usar cualquier sea, de los advenimientos cotidianos, que tenemos que afrontar cada día, para impartirnos más luz y más vida.
Si estemos atentos, a todo lo que pasa a nuestro alrededor, aprendamos a reconocer la dirección del Espíritu, justo alrededor nuestro. Dejemos atrás, los obstáculos, que la Luz y la vida de Cristo nos ilumina,  sometámonos con humildad y mansedumbre al Espíritu y nuestro yugo ‘será  fácil, y nuestra carga ligera, si mantenemos nuestros ojos fijo en Él encontraremos el amor.

¿QUE TE PARECE Y QUE VAS HACER LA RESPECTO?

Berlín el 23 de enero del 2014
Revisión Berlín el 25 de enero del 2014

Armando Zanolla





sábado, 18 de enero de 2014

LA VIDA ERA LA LUZ DE LOS HOMBRES

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LA VIDA ERA LA LUZ DE LOS HOMBRES (h` zwh. h=n to. fw/j tw/n avnqrw,pwn)

EL PODER DE LA LUZ Y DE LA VIDA DE CRISTO, EN LOS NIÑOS EN CRISTO Y EN LOS HUIÓS DE DIOS.

LECTURA BÍBLICAJohn 8:12:

12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Un hombre que no ha sido insertado en el árbol de la vida, nada puede percibir de la luz y de la vida Divina. Nada se sabe de otra persona, si no se vive íntimamente con ella. Lo mismo pasa, en vivir o no, en contacto, con la vida y la luz de Cristo en nosotros.
Cuando creímos, fuimos cortados del sistema del mundo, que tan bien se conocía. Una vez insertado en el árbol de la vida, esta luz y esta vida comenzó a entrar en contacto en nuestro corazón. Esta vida, es una luz, que todo lo ilumina, y hace que pueda resplandecer en nuestra oscuridad, para que podamos ver nuestra verdadera realidad y nuestras necesidades.
Una persona recién insertada en Cristo, no diferencia en nada, de una persona que vive en el mundo. Todavía está ciega. Ciertamente ha sido redimida y justificada, ciertamente ha recibido la vida eterna, pero sigue sin poder ver en plenitud su realidad y sus necesidades. Todavía vive en la oscuridad, sin conocerse en profundidad. Si la vida y la luz de Cristo, no penetran en ella, le es imposible ver, y le es imposible progresar. Les es imposible ser de alguna utilidad a la Iglesia, al cuerpo de Cristo, al nuevo hombre. En una condición de oscuridad, al niño en Cristo, no le sirven las explicaciones, los consejos, las advertencias, las amonestaciones, y los sermones humanos. Ciertamente tienen su lugar, pero es solo en contacto directo con la luz y la vida del Espíritu, o el contacto con un hermano que tenga esta luz, que él puede recibir la luz y vida de Cristo en él. Es por esto motivo que el Espíritu, usa la ‘paideia’ Divina, principalmente, para dar una oportunidad al niño en Cristo o a un huiós de Dios, para progresar. Solo la iluminación de la luz Divina y el contacto con la vida de Cristo, pueden producir este milagro. Solo mediante la verdadera luz, el niño en Cristo, puede ver cuánto vanaglorioso es, su hombre natural. Solo viéndose, como él es verdaderamente, y comparándose con la luz y la vida de Cristo, puede conocer cuál es, su deplorable condición natural y realizar su necesidad urgente de recibir esta luz y esta vida Divina. Solo iluminado con esta luz y esta vida, él puede darse cuenta de su verdadera condición y de su necesidad, de recibir más y más del Dios Triuno en él. Nadie puede progresar desde la oscuridad hacia la luz y la vida, sin el contacto íntimo con la luz y vida del Espíritu.
Lagrimas llena de angustia, arrepentimientos humanos, oraciones elocuentes, sentimientos sensibles, pueden tener una apariencia de luz, pero en el fondo, no sirven para nada en el tema del lavamiento del Espíritu y de la regeneración espiritual. Solo cuando la luz y vida del Espíritu, penetra en el corazón natural, puede hacer el milagro de producir un verdadero cambio. Solo así, el Espíritu, puede proveer a una verdadera progresión Espiritual. Usted puede leer la Santa Biblia tantas veces que Usted quiera, estudiarla en profundidad cuantas veces quieras, de nada le va a servir, si impide al mismo tiempo, la entrada en su corazón, de la luz  y la vida de Cristo. Es la aceptación, en toda humildad de la Palabra, y recibirla como su propia vida y su propia luz, que estas pueden producir un cambio en su vida. Leerla y estudiarla, sin esta disposición, de nada sirve.
La Palabra, puede hacerte conocer, en que consiste el contenido de la Gracia, pero en nada te servirá, si no te apropia de este contenido, en tu experiencia personal, por medio de la vida y de la luz, que Cristo está produciendo en ti. Hay dos factores principales en el crecimiento:
1.      Reconocer como es nuestro hombre natural. Esto es ver, con la luz del Espíritu, en que consiste nuestra vanagloria en toda plenitud.
2.      Apropiarse del contenido de la Gracia mediante la luz de la vida de Cristo en ti, y tenerla eficiente en tu experiencia personal.
Todo ministro de Dios, niño en Cristo o huiós de Dios, para ser espiritualmente eficaces en lo que hacen, tienen que ser unas personas donde la luz y la vida de Cristo, ha llegado a penetrar, hasta partir completamente sus almas, su espíritu, las coyunturas y los tuétanos, sus emociones, sus sentimientos, su mente, sus consciencias, y sus voluntades, todos sus corazones. Solo los que, la luz de la vida de Cristo, han brillado con poder, sobre ellos, han podido ver, lo totalmente deplorable de su situación y de cómo esta luz, pudo proveer en plenitud a su necesidad en sus propias experiencias, mediante la ‘paideia’ Divina.
Ellos han podido ver su injusticia en toda su amplitud, y han podido ver, en que consiste la justicia de Cristo.
Han podido ver la totalidad de su corrupción, porque ha visto la plenitud de gloria de Dios. El contacto de la luz y vida del Dios Triuno, provee al glorioso huiós de Dios, el poder usar su nueva voluntad lavada y regenerada, para oponerse eficazmente, a su vanidad y ser más que vencedor.
Sin estas bases, no puede haber una progresión espiritual consistente, la vida de Cristo no podría progresar. Sin conocer en profundidad nuestras tinieblas, no se puede apreciar lo que la luz y la vida de Cristo nos pone en evidencia para ser desechado, proveyéndonos de un nuevo poder, para la gloria del Dios Triuno.
Es con estos presupuestos, que un niño en Cristo, puede progresar a poseer el status de huiós de Dios que crece, y que puede reproducir en otros, la vida que tiene recibido. Solo estos tipos de ministros, los cuales dependen totalmente de la luz y de vida  de Cristo en ellos, pueden ser eficazmente usados por el Señor.
Solo ellos, pueden ver con poder, con los ojos del Espíritu.
Solo ellos, pueden oír con poder, con los oídos del Espíritu.
Solo ellos, pueden sentir con poder como el Espíritu.
Solo ellos, pueden hablar con el poder del Espíritu.
Solo ellos, pueden conocer con poder, las prioridades de la comprensión del plan y de las metas que Yahweh tiene, desde la fundación del mundo por su Iglesia.
Hay muchos ministros, niños en Cristo e inclusivo huiós de Dios, en este mundo que, aún no tiene la plenitud de la luz de la vida de Cristo en ellos, no tiene Cristo formado en ellos, pero, se sienten ministros competentes o huiós competentes. Se engañan a sí mismos, pensando que ya han llegado a ser, lo que el Señor se espera de ellos, para ser consagrados y servir a Dios cara a cara. Ya no sienten en ellos, la urgencia de la necesidad de ir un pasito más allá. Esto es, porque probablemente, no ha conocido en profundidad, en qué consisten sus tinieblas. Han obtenido una cierta luz, y para ellos, esta luz le es suficiente. La pregunta es:
¿Han podido hacer parte directa y activa, de haber podido reproducir, la formación de la luz y de la vida de Cristo en otros, o solo han podido reproducir su misma luz, y su misma vida, en otros?
Si esto es el caso, de nada le ha servido la cantidad de vida, que Cristo ha tenido en ellos. Sencillamente no ha sido suficiente. Sencillamente no han estado en la altura de poder servir al Señor de manera competente. Solo han peleado, toda su vida, en contra del aire. Pregunta:
¿Pueden los hijos conocer la voluntad de Dios y el deseo de su corazón, si la luz y la vida de Cristo no resplandecen en sus corazones? Millones de millones piensan que sí, pero delante del trono de Cristo la madera, el heno, y la hojarasca seguramente será quemada, entonces:
¿Que quedará? ¡El llanto, y el crujir de los dientes!
Hermanos y hermanas, hay en nosotros muchas reservas e inclinaciones, apartadas de la voluntad del Señor, que pueden influir en nuestras tareas diarias y causar que avancemos  según nuestro propio corazón natural y no según el deseo del corazón de Dios. En aquel día, cuando Cristo brillará con toda su luz sobre nosotros, entonces conoceremos, lo mucho que estábamos influenciados por lo que se ocultaba en nosotros, en el secreto de nuestra mente.
Hermanos y hermanas en el Señor, nuestra meta en esta vida no tiene fin, la luz de la vida de Cristo en nosotros, usa la ‘paideia’ Divina, todos los días, para que conozcamos en profundidad la corrupción de nuestra vanagloria, para que podamos ver con claridad que necesitamos desechar cada día y con urgencia, para que su luz penetre más y más, en nuestra vida. Si esta luz y esta vida está progresando en nosotros, tenemos la urgente obligación de prestarle suma atención, someternos a ella, con temor y temblor, no sea que en aquel día, todo lo que tenemos hecho en nuestra vida, seas quemado y no tenga repercusiones eternas que puedan glorificar al Señor.
Tenemos un reto cada día, y cada día, a alturas cada vez más elevadas, para llegar a ser, lo que el Dios Triuno a determinado para nosotros, antes de la fundación del mundo. No te acostumbre a lo poco, muchísimo tiene el Señor preparado, para ti y para mí. Pongamos toda nuestra confianza en Él, y Él lo hará.

¿QUE TE PARECE Y QUE VAS HACER LA RESPECTO?

Berlín el 18 de enero del 2014

Revisión el 02 de febrero del 2014

Armando Zanolla