YAHWEH IS SENDING
YEHOSHUA AGAIN.
He will establish the Kingdom
of God in this world.
ARE YOU READY???
SI QUIERE SUBIR UNA CARTA DE AMOR ENVÍA UN E-MAIL A: azanolla5@gmail.com
'UNA CARTA DE AMOR'
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'UNA CARTA DE AMOR'
EXAMINAME, OH DIOS - doki,maso,n me o` qeo,j
LECTURAS BÍBLICAS: Salmos 26:2; 139:23, 24ª; 36:9; Ef. 5:13-14; Ex. 19:8; Juan 8:12;
Salmos 26:2: “Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón”.
Salmos 139:23, 24a: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad”
Salmo 36:9 “En tu luz veremos la luz”
13 Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo.
14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo.
8 Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho, haremos. Y Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo.
Jn. 8:12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, jamás andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”
Salmos 119:105 Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.
Salmos 119:130 La exposición de tus palabras alumbra.
Mateo 5:14: Vosotros sois la luz del mundo.
A pesar que hay versículos, en la Biblia, que hablan sobre el hacerse un examen interior, como 1 Co. 11:28 y 2 Co. 13:5 que se refieren a casos puntuales y Hag. 1:5, 7 que se refiere a un examen externo. El Espíritu del Señor no está en contra a llegar de conocerse a sí mismos, pero quiere que evitemos que nosotros, que tenemos un corazón perverso, lo hagamos, como se manifiesta, en Jer: 17:9 que dice:
“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”
El motivo es simple, y es fundamental entenderlo. En un auto análisis, debido que no tenemos la luz de Dios resplandeciendo completamente en nuestro corazón, podríamos a llegar a falsas conclusiones. Si las conclusiones subjetivas nos favorecen, podríamos vivir una falsa seguridad. Si nos desfavorecen podríamos hundirnos en la desesperación.
El Espíritu del Señor, quiere evitar que tengamos conclusiones subjetivas sobre nosotros mismos, y el salmista propone otro camino más seguro y objetivo.
El pide al Espíritu del Señor ser examinado y probado por Él, para que pueda ver su exacta situación espiritual.
Normalmente el Espíritu del Señor usa hijos de Dios, que están bajo la luz del Espíritu, a nuestro alrededor, para que estos, nos hagan ver, nuestra miserable actitud de vanagloria. También puede usar el medio ambiente donde vivimos, mediante libros, películas, documentales y más importante la misma Biblia. Una situación inesperada, puede tener detrás, la luz del Espíritu del Señor, que puede hacer resplandecer nuestro corazón.
Sobre todo el Espíritu del Dios Triuno, desea hacernos ver nuestra situación, para que entendamos, cuanto más necesitamos de la vida Espiritual de Cristo, en nosotros.
Si nosotros nos examinamos a nosotros mismos, este examen se queda en un nivel intelectual. Si dejamos al Señor que nos ilumine y pruebe, esta prueba será nuestra experiencia personal, y esta luz afectará directamente a nuestro corazón.
Conozco directamente a personas que tienen miedo de pedir al Señor que los examine. Esto es porqué saben, que un examen del Señor, le puede costar muy caro. Todos ellos se resisten a pedir con suplica la intervención Divina en sus vidas. Saben que si Dios los examina, Él pondrá en evidencia, y con exactitud, todas sus faltas mediante pruebas a veces muy dolorosas y penetrantes.
Él conoce el más íntimo de nuestro corazón, nuestro espíritu, alma, mente, voluntad, emociones, sentimientos y nuestra consciencia. Él puede percibir nuestros más velados problemas espirituales, que nunca podríamos descubrir con nuestra mente, y desea llevarlo a la superficie mediante su luz para que los experimentemos íntimamente moviendo a nuestra voluntad para desecharlos.
Nuestra evaluación natural, debido que es subjetiva, puede fallar, cuando pensamos que somos buenos, Él Espíritu puede pensar de manera diferente, y cuando pensamos que somos malos, también Él puede pensar de manera diferente.
Solo lo que el Espíritu pone en evidencia, es la verdad objetiva y esto siempre sucede cuando le permitimos que pueda obrar en nosotros. Podemos pensar que esta u otra persona, no tienen el derecho de evidenciarnos en esto y en aquel asunto, pero la verdad es, que el Señor lo permite, para que su luz ilumine nuestro corazón, para que entendemos en nuestra experiencia, todo lo que necesita ser quitado de nuestro corazón.
En las tinieblas experimentamos las pruebas más duras. A las pruebas sigue la luz del Espíritu de Dios que estimula nuestra consciencia.
Si tenemos una actitud de humildad y mansedumbre bajo la luz Espiritual Divina, es cuando nuestra voluntad puede ser igual la voluntad del Espíritu de Dios.
En esta situación de humildad y mansedumbre seremos capaces de reconocer nuestra vanidad y entonces podemos tener el poder de salir, desde las tinieblas a la luz.
Más que desechamos por el poder del Espíritu del Dios Triuno de nuestro corazón y de nuestra vida natural, todo lo que la luz y la vida del Espíritu de Cristo nos ilumina y nos enseña, más la vida del Espíritu del Dios Triuno, puede penetrar en nuestro corazón.
Hay millones y millones de personas que están viviendo una vida, sin querer esforzarse de quitar absolutamente nada de lo que el Espíritu de Dios le pone en evidencia, estas, tendrán una vida espiritual estéril, y no serán útiles dentro el plan del Espíritu de Dios.
Hay miles y miles de persona que están atenta a las direcciones del Espíritu y estas pueden progresar desde niños en Cristo, a huiós del Espíritu de Dios, y de huiós de Dios a huiós consagrados que crecen y producen fruto.
El Señor, mediante evidenciar situaciones en nuestra experiencia personal, permite que llegamos a conocer todas las verdades que están escondidas en nuestro corazón para que nuestra voluntad proceda a eliminarlas, bajo el poder del Espíritu del Dios Triuno. Es su luz la que nos revela la verdad sobre nosotros mismos y su poder hace que nuestra voluntad sea sumisa a su voluntad.
En Salmos 36:9 dice: “En tu luz veremos la luz”
La primera luz, de este versículo, enfatiza que es la luz del Espíritu de Dios, lo que puede poner en evidencia nuestro corazón. La segunda luz, nos dice que debido a esta luz Espiritual Divina, podremos ver la realidad de nuestro corazón.
Vivir bajo la luz del Espíritu de Dios, es ser iluminado por el Espíritu, y nuestro corazón, es puesto en evidencia. Así no se trata del vecino que no dice esto y aquello, es la revelación que el Espíritu del Dios Triuno nos hace directamente, en nuestro corazón, cuando tenemos fallado una prueba.
Muchas veces se trata de situaciones negativas, otras de situaciones que tienen una semblanza de objetividad. Su luz resplandece sobre nuestros asuntos y nos revela lo que el Espíritu de Dios quiere que veamos y que dejemos. A veces luchamos en contra al viento intentando preservar lo que tenemos que dejar. Es por esto que el apóstol Pablo dice en la epístola de Efesio:
13 Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo.
14 Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo.
En nuestra vida, hacemos muchas obras que consideramos buenas y espirituales, pero cuando son expuestas por la luz del Espíritu, encontramos restos de nuestra vanagloria en ellas, y la luz las cataloga como leño, heno y hoscarasca. A todas estas el Señor la evidencia para que las dejemos. Ciertamente pensamos que somos mejores que otros, pero cuando dejamos a la Luz del Espíritu iluminarnos, vemos en seguida nuestra verdadera condición. Cuando consideramos todas las obras que hemos hecho, a la luz del Espíritu, es entonces, que conoceremos como obró nuestro corazón, y la luz nos revelará cuan poco la vida del Espíritu de Cristo penetró en nuestro hombre exterior, y cuanto más necesitamos de Él en nuestra vida.
No debemos examinarnos y después informar al Señor nuestras faltas, más bien, bajo la iluminación de la luz del Espíritu podemos ver nuestros fallos, y tenemos la oportunidad de confesarlos y hacer una adecuada restitución y eliminarlos de nuestras vida.
El conocimiento de nuestro corazón, no depende de nuestra análisis subjetiva, más de la luz del Espíritu de Dios, que nos revela nuestra verdadera situación. Cuando el Espíritu del Señor nos ilumina, también nos da una salida, para que podemos actuar. Es muy fácil saber si estas recibiendo la luz del Espíritu. Si ves en ti, unas multitudes de comportamientos que tienes que desechar, sabe que allí, está la luz del Espíritu del Dios Triuno, que te está revelando, lo que tu voluntad tiene que llevar a cabo. Si tu consciencia es pura, humilde y mansa, no te será difícil, el jugo será fácil. De otro modo si tu consciencia esta mancillada y vanidosa verás el problema, más no tendrás fuerzas para dejarlo.
Si ves tu comportamiento como correcto, probablemente está apartado de la Luz, y no hay posibilidad de avanzar espiritualmente, y probablemente en tu corazón está reinando la vanagloria.
Al hombre natural, le gusta poder dormir, y al dormir no puede ver la luz del Espíritu de Dios. Si usamos nuestra mente para analizarnos, lo inevitable, no será desechar lo que estamos haciendo, lo inevitable será intentar de encubrir con todos los medios nuestras posibles faltas y mantenernos en ellas.
Solo cuando la luz del Espíritu del Dios Triuno, pone en evidencia nuestros errores, y tenemos una actitud humilde y mansa, no tenemos otra opción de admitirlo, confesarlos, aportar restauración y cambiar nuestro comportamiento con la ayuda del Espíritu.
Nuestro análisis personal, deja intacta nuestra vanagloria, pero la luz del Espíritu de Dios resalta nuestra vanagloria y hace posible un verdadero cambio.
Antes de la cruz, el hombre no puede ver su real situación. A él le parece que su comportamiento es correcto, no es diferente del resto del mundo. Es solo cuando la luz del Espíritu de Dios, lo ilumina, que se da cuenta de su situación. Así al que está antes de la cruz no tenemos que amonestarlo, más pedir al Espíritu que lo ilumine. Sólo la luz del Espíritu, puede hacer que el hombre vea su verdadera condición y desear un cambio.
La diferencia entre un niño en Cristo y un huiós de Dios, es que el primero piensa que puede seguir al Señor con fidelidad. Un ejemplo de esto fue cuando Moisés propuse el Pacto a los Israelitas, todos ellos dijeron: ‘Todo lo que Jehová ha dicho, haremos.’ ¿Lo hicieron? Ciertamente que no. Esto pasó porque la luz del Espíritu de Dios no los estaba iluminando, y todos ellos se veían capaces de hacer lo que el Espíritu del Señor le pedía.
No pasa esto con quien la luz del Espíritu está permanentemente sobre un huiós de Dios. El huiós que crece, y está produciendo fruto, está constantemente desechando lo que el Espíritu le revela que tiene que desechar, por esto crece, porqué permite a la vida de Cristo entrar más y más en su corazón. Él sabe que todo esto está fuera de su poder natural y que necesita al poder del Altísimo para poder avanzar con seguridad.
Hay una diferencia abismal entre conocimiento y luz. El conocimiento no es luz y la luz no es conocimiento. Estos son dos factores irreconciliables.
La luz Espiritual del Dios Triuno es objetiva. El conocimiento es subjetivo.
La luz Espiritual del Dios Triuno está relacionada con la verdad. El conocimiento está relacionado con la apariencia y la vanagloria.
La luz Espiritual del Dios Triuno produce un efecto espiritual. El conocimiento produce un efecto natural.
La luz Espiritual Divina está en el Espíritu de Dios. El conocimiento está en la mente del hombre.
La luz del Espíritu de Dios, nunca olvida la verdad. El conocimiento mengua, y pierde su poder.
La luz Espiritual del Dios Triuno nunca engaña. El conocimiento es traicionero.
La luz Espiritual del Dios Triuno está relacionada de cómo ve el Espíritu de Dios un cierto asunto. El conocimiento lo ve como el hombre natural lo ve.
Una persona puede estar llena de conocimiento bíblico y no tener luz espiritual Divinas en su corazón por falta de humildad y mansedumbre.
La biblia dice que el conocimiento envanece. Pero cuando la luz Espiritual Divina brilla en el corazón del hombre, no lo envanece, sino que lo conduce a censurarse a sí mismo, a arrepentirse espiritualmente de sus hechos pasados, a detestar su carne y a suplicar de todo corazón al Espíritu de Dios que lo ayude a librarse de su inmundicia y al fin de cambiar su curso.
El Espíritu de Dios es luz, y cuando nos se acerca, somos iluminados por su luz. El hombre en general siempre piensa que está bien, y lo que hace, que es perfectamente normal. Cuando el Espíritu de Dios se acerca con Su luz, de repente cambiamos de idea, y podemos ver lo corruptos que somos en todo lo que hacemos. Esto es debido que nuestra ética no tiene nada que ver con la ética del Espíritu de Dios y que nuestra voluntad no es la voluntad del Espíritu del Dios Triuno.
De la misma manera que el Espíritu de Dios es luz, y que el Espíritu de Cristo es luz, la palabra que nos dejó el Espíritu del Dios Triuno, también es luz. Así que no tenemos que seguir nuestros sentimientos y emociones o nuestra mente para determinar que algo está bien o está mal. Tenemos que comprobarlo a la luz de la Palabra que el Espíritu de Dios que nos ha dejado como lo expone el Salmista: ‘Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino’. Solo la Luz puede poner en evidencia nuestra verdadera condición espiritual en la situación que estamos viviendo. Solo con humildad y mansedumbre podemos aceptarlo, y mover nuestra voluntad con el poder Espiritual suficiente, para desechar todo lo que tenemos que desechar.
No solo el Espíritu del Dios Triuno, el Espíritu del Padre, y el Espíritu del hijo de Dios y la palabra son Luz, mas también los hijos de Dios, son luz, como nos expone el evangelio de Mateo que dice: “Vosotros sois la luz del mundo”. Sea los niños en Cristo, sea los huiós de Dios, pueden reproducir la luz del Espíritu de Dios en nosotros.
Es por esto motivo que a veces cuando hablamos a un hijo que se encuentra en debilidad, este tiene un cierto temor de nosotros. Cuando un huiós de Dios, está bajo la luz del Espíritu, puede redargüir de pecado al más débil y este último si en él hay vanidad, se puede sentir atacado.
Es cuando el hijo débil, teme ser expuesto por el que está en la luz del Espíritu de Dios, intenta a separarse de él debido a su vanagloria o a su vergüenza.
Es por esto, que en nuestras iglesias, se forman las pandillas de los débiles, que se unen en contra de los que tiene la Luz Espiritual de Dios, con el motivo de protegerse los unos de los otros. Los débiles saben reconocer la Luz Divina en otro hermano, pero la rechazan por orgullo, y falta de humildad y mansedumbre. Es de esta manera que la iglesia se divide, lo que el Espíritu intenta unir y hacer progresar. En esta situación nada humanamente posible se puede hacer.
No sirven los buenos sermones, no sirven las buenas palabras, no sirven las amonestaciones, nada sirve al hermano que se encuentra en debilidad. Él siempre procura ocultarse en sus tinieblas como hizo Adán debido a su vanagloria.
La única solución, es que se le acerque la luz del Espíritu Dios, solo y únicamente esta puede producir el milagro una vez quitada la vanagloria.
Sabemos, que el Espíritu no espera de manera indefinida, para que el hermano se arrepienta, hay un tiempo, y después de este tiempo el labrador pasa y corta el pámpano seco, y este hermano entrará en el cielo, solo como por el fuego.
Estos son cortados del nuevo hombre y serán inútiles por la iglesia. Solo serán los invitados en la boda del Cordero, no podrán hacer parte de la novia de Cristo, nunca en la eternidad, podrán servir al Espíritu de Yahweh cara a cara, solo podrán servir en el ‘atrio’ del reino de los cielos y jamás, en el lugar Santo o Santísimo.
Tal vez hoy, todavía puede haber arrepentimiento espiritual en esta tierra, pero en el cielo será imposible.
No engañémonos a nosotros mismos cuando, un excelente mensaje que estimula nuestras emociones, somos conmovido en nuestros sentimientos por un versículo, o excitados con unos cantos enternecedores, o cuando nos estremecemos por el derramar de unas lágrimas profusas, o por otras razones naturales, y pensamos que todo esto hace posible el verdadero arrepentimiento espiritual. El elemento indispensable para progresar, es la luz Divina del Dios Triuno, es la luz que el Espíritu de Dios emana mediante su Espíritu y nos hace ver lo miserables que somos.
Todo lo natural es vanidad, y tiene que ser desechado. El mundo, está saturado por este cáncer mortal que el Espíritu de Dios trata de extirpar.
El Salmista proclamó al Señor el deseo de su voluntad, ‘Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno’. Solo cuando nuestra voluntad empareja a la voluntad del Espíritu, el Espíritu se mueve y provee a hacerte ver en tu experiencia lo que eres en verdad. Todos los huiós de Dios están pasando por estos enseñamientos cada día, y no puede ser diferente. Ciertamente pasarás por situaciones trágicas y tendrá que dejar mucho atrás, pero como dijo Pablos en Romanos 8:18:
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Nuestra esperanza es gloriosa, pero dejamos la seguridad de lo que seguramente tendrá que venir, y perseguimos en tener nuestros ojos fijos en Cristo, para que su luz gloriosa nos pueda iluminar en todo momento en esta vida, para conocer en cada momento la verdad, y la verdad nos hará libres.
¿QUE TE PARECE Y QUE PIENSA HACER AL RESPECTO?
Armando Zanolla
Berlín el 27 de enero del 2014
Revisado el 28 de enero del 2014
Revisado el 18 de febrero del 2014