YAHWEH IS SENDING
YEHOSHUA AGAIN.
He will establish the Kingdom
of God in this world.
ARE YOU READY???
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'UNA CARTA ABIERTA DE AMOR'
LA LUZ Y LA VIDA DE CRISTO EN EL NUEVO CORAZÓN
LECTURAS
BÍBLICAS:
Santiago 1:18
“Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para
que seamos primicias de sus criaturas.”
Romanos 3:24
“siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la
redención que es en Cristo Jesús,”
Romanos 6:6
“sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente
con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos
más al pecado.”
Gálatas 2:20
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo
en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el
cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”
Gálatas
6:14 “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al
mundo.”
Gálatas 5:24
“Pero los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y
concupiscencias”
Gálatas 4:5
“para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que
recibiésemos la filiación de huiós.”
Romanos 6:11
“Así también vosotros, consideraos muertos al pecado”
Apocalisis
21:11 “Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra
de jaspe, diáfana como el cristal.”
Efesio 4:13
“hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de
Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud
de Cristo;”
Ya antes de la
cruz, el Espíritu de Dios, comienza a iluminar al corazón natural del hombre,
para que este pueda aceptar su realidad, y desear una intervención Divina, para
que la meta del Espíritu se haga evidente en su experiencia, y en este mundo.
Desde el momento que la Luz de Cristo, ilumina un corazón, este comienza a
tener un conflicto entre lo que le hace ver el Espíritu, y lo que tiene en su
corazón. Estos conflictos se hacen mayores, desde el momento de ser separado
del sistema del mundo (Gal. 6:14), y ser insertado en el Nuevo Hombre (Santiago
1:18).
Desde el momento
de ser insertado en el Nuevo Hombre, el Espíritu, no solo sigue iluminando más
y más al corazón, más la Vida de Cristo procesado, toma primeramente posesión
del Espíritu y después comienza su camino en todo el resto del corazón del
Nuevo Hombre, esperando una nueva respuesta, a consecuencia de la Luz y Vida
Divina, que está en él.
La Luz del
Espíritu, y la Vida de Cristo procesado, difieren sustancialmente de la vida
natural del corazón del hombre, y es por esto motivo, que la Nueva Criatura,
experimenta unos conflictos titánicos en su Vida experimental,
en contacto con el Espíritu.
El Espíritu
trabaja, en la consciencia del hombre, siempre y sin cesar, para poner en
evidencia todo lo que Él retiene incompatible con la Vida de Cristo procesado,
para que la voluntad del Nuevo Corazón, pueda desechar lo que debe ser
desechado.
Cuando esto
pasa, el corazón deja campo, a la Vida de Cristo procesado de
progresar, para que esta Vida, pueda penetrar más y más en todo su Nuevo
Corazón, con el fin de lavarlo y regenerarlo, para que la Vida de Cristo
procesado pueda ser formada en él.
Cristo, hizo
todo esto ya efectivo en la cruz, pero el Nuevo Corazón tiene que
experimentarlo por la fe, en su propia Vida diaria.
La meta más
inmediata del Espíritu, es tener Cristo procesado formado experimentalmente en
el Nuevo Corazón, en todas sus partes, y llegar así a ser considerado un Glorioso
huiós de Dios, desde el momento de recibir formalmente la huiothesia, para que
subsecuentemente este Nuevo Corazón,
pueda crecer y producir el precioso fruto del Espíritu y terminar su carrera
hasta el fin.
Pero en este
camino, no todo es maravilloso y fantástico, todo lo contrario. Para llegar a
tener resultados, el Espíritu tiene la necesidad de literalmente derrocar,
destruir, devastar, aplastar, humillar, en toda forma y manera,
todas las partes del corazón natural, para que después de ser desechada toda
vanidad, la Vida de Cristo Procesado, pueda tomar posesión del corazón natural,
hasta ser formado en él, y poder asumir el liderazgo que le corresponde.
Esta labor Espiritual,
es ejecutada por pasos, de manera progresiva, y en el modo más amoroso posible.
Esto no quita, que para cambiar el Nuevo Corazón, primero este, tiene que ser
puesto en evidencia, mediante hechos concretos, de su extrema facilidad, de
producir presunción y vanagloria en todas sus acciones, que provocan
situaciones muy dolorosas.
Este es el
trabajo de la Luz, exponer, exhibir y llevar a la superficie, cuanto depravado
y corrupto es el viejo corazón natural, para que mediante la fe y la voluntad
del niño en Cristo en sumisión, pueda hacer posible que la Vida de Cristo
procesado, entre en él hasta a poder formarse. Pero esta no se forma como por
un arte mágico, se forma cuando El Espíritu, nos enseña lo que tenemos que
desechar y nos enseña lo que es necesario hacer. Él desea que actuemos en una
forma muy específica, según como Él
tiene tratado cierto asunto.
Cuando esto
pasa, el corazón natural, enseguida comienza a aportar todas unas multitudes de
argumentos, para no seguir el camino que el Espíritu propone, y seguir lo que la
carne ve natural seguir.
Pero solo los
caminos del Espíritu son los exactamente correctos para nosotros, y si queremos
evitar seguir sus dictamen, esto solo agravará nuestra situación.
Tal vez pensamos
que el Señor necesita consejeros, que lo ayuden como ver y hacer ciertas cosas,
pero Él no necesita a nadie, que le proponga lo que Él se ha propuesto de hacer,
y siempre actúa según Su propósito y Su determinación, que es la sola, que
puede producir resultados en nosotros.
Es por esto, que
Él nos hace pasar por ciertas circunstancias y no por otras, que a lo mejor,
vemos más convenientes. No solo tenemos que someternos en humildad y
mansedumbre a todo lo que Él tiene determinado, es necesario que lo adoremos
por todas las tribulaciones que estamos pasando, debido que son el efecto de
nuestra vanidad que Él quiere extirpar de nuestro corazón.
Cuando nos
sometemos a la Luz, haciendo lo que tenemos que hacer, es entonces que no solo
tenemos visto su Luz, más también estamos haciendo Su voluntad.
Todos los niños
en Cristo y los huiós del Espíritu de Dios, piden sin cesar, que el Señor
trasforme todo su corazón, pero cuando el Señor hace algo al respecto, en vez
de adorarlo y darle la gracia, se deprimen y piensan que no es justo que les
pase lo que le está pasando.
No solo tenemos
que adorar a Dios cuando debido a una oración, Él responde. También tenemos que
adorarlo, cuando Él usa las circunstancia de la vida, para que veamos su
voluntad y que nuestra voluntad sumisa a la suya, las haga.
Adorar a Dios,
es manifestar su Gloria en lo que hacemos. Adorarle es equivalente de someterse
a Él con humildad y mansedumbre. Es decir: ‘Señor sé que todo lo que hace lo
hace para que tome mi lugar en el nuevo hombre’.
Por esto hay
siempre que adorarlo con gozo inefable, en las malas circunstancias, y en las
buenas. A veces no es fácil en ciertas circunstancias, debidos que se prolongan
en el tiempo, y son muy penosas, arduas y difíciles de superar. Pero se
meditamos en el aspecto del tiempo, el Señor tarda en responder, debido a que
nuestra vanidad, no ha sido quebrantada y humillada todo lo necesario. Mientras
estamos luchando en contra a Dios, Él quiere ser nuestro líder, pero no lo hace,
hasta que seamos totalmente mancillados, hasta que nuestra vanidad ha sido
totalmente deshonrada, ultrajada y llevada justo delante a la Luz del Espíritu
para ser trasformada.
Ser nuestro
líder no significa que Él nos va a ayudar en nuestros problemas, lo que
significa, que Él desea que seamos sumiso a Él en humildad y mansedumbre. Esta
tiene que ser nuestra actitud y con esta actitud, Él está dispuesto a ser
nuestro capitán, enseñándonos el camino y la estrategia que nos hará más que
vencedores, pero no lo hará para nosotros. Solo la hará mediante la fe que
tenemos trecibido.
Solo cuando la
mente descubre el potencial de toda esta maldad que está en nosotros, nuestra
fe y nuestra voluntad puede comenzar a tomar medidas para
desechar todo lo superfluo y vano, debido que él Espíritu ya no ha enseñado el
camino.
Si la Luz no
expone ningún problema, la Vida experimental del hombre es estancada y la
consciencia no exhibe nada indebido. El niño en Cristo, parece ser muy amoroso,
paciente, bondadoso dócil, sumiso, pero se encontrará estancado sin poder
progresar, y solo podrá experimentar sentimientos y emociones naturales. Su
conciencia está en paz, y siente que no necesita cambiar, se siente que está
perfectamente bien como está, y no siente ningún conflicto en él. Buenos
sermones, buenos consejos, buenas exhortaciones, buenas admoniciones incluso
leer la biblia, de nada sirve, si su consciencia dura y reseca no es iluminada
por la Luz del Espíritu.
Pero cuando la Luz
del espíritu, ve que la voluntad del niño en Cristo, es igual a la voluntad del
Espíritu, este sabe que es hora de progresar, y la Vida de Cristo avanza…para
de repente detenerse otra vez, para dejar a la Luz del Espíritu, llevar a la superficie
otras facetas que su corazón tenía encubierto.
Es entonces, que
otra vez, sale a la superficie toda la maldad, la perversidad, la rebeldía, el
mal humor, la inmadurez, en fin todo, lo que el Espíritu decide que es tiempo
de ser iluminado, lavado, regenerado y desechado.
Los niños en
Cristo, y los huiós de Dios, bajo la Luz Divina, sufren constantemente
altibajos en su peregrinaje terrenal. En ciertos momentos, le parece estar en
la máxima cumbre de una montaña, y piensan que lo ven todo, lo saben todo y se
sienten satisfechos de como son.
Pero de
inmediato, pueden estar sumergidos en el más profundo del mar, llenos de
depresión y angustia.
En la cima de la
montaña todo parece fácil, todo es maravilloso, todo es gozo inefable. En la
profundidad del mar, todo parece lento y difícil de manejar, horrible, triste
vergonzoso y uno se siente profundamente abatido y desanimado. A veces parece
que es posible amar, pero bajo la Luz Divina, pueden constatar, que el
verdadero amor no está en ellos debido que está marchitado en su vanagloria.
Antes de la
cruz, todo esto no pasaba, aquella persona todavía incrédula, se encontraba
bastante estable, no sentías ningún remordimiento, todo su corazón natural
estaba perfectamente bajo control. Las cosas triviales no le molestaban en
absoluto. En su corazón predominaban la felicidad y la alegría y se sentía
capaz de conseguir cualquiera fuese su meta. Todo dependía de él, de cuanto
tenaz fuera su voluntad en conseguir todo lo que él quería.
Ahora, después
de la cruz, la más mínima diferencia entre su corazón, y el del Espíritu de Cristo, es inmediatamente iluminada por la Luz
del Espíritu y condenada por su consciencia. Esta se siente sumisa a un intenso
sentimiento de culpa. El niño en Cristo se siente miserable, indigno de ser
considerado por sus amigos ‘un buen cristiano’. Se siente tan avergonzado de sí
mismo, que muchas veces periferia ser ya muerto, siente sobre sus espaldas todo
el peso de una montaña gigantesca.
Aunque nadie lo
condena, su consciencia lo condena, y se siente atrapado en un profundo pozo, a
veces sin poder ver una salida por mucho tiempo.
Tal sentimiento
de culpa es tan abrumador, que el niño en Cristo al final, se aferra a la obra
Divina a favor del hombre, la cual, puede activar su fe. Si esto pasa, puede
ver mediante la Luz Divina en él, lo que
hizo Cristo en la cruz por él.
Puede ver su
viejo hombre crucificado juntamente con Cristo en la cruz (Romanos 6:6). Puede
verse sepultado y resucitado, hasta ascendido en los lugares celestiales juntamente con el Espíritu de Cristo procesado,
y sentado a la diestra del Espíritu del Padre.
Se siente parte
activa del Nuevo Hombre, dentro un maravilloso plan Divino, establecido antes
de la fundación del mundo, para él, y para la Gloria del Espíritu de Dios.
Puesta su fe en
estos hechos inviolable, puede activar su fe y su voluntad, la cual puede
decidir someterse a las directivas del Espíritu, y puede decidir con firmeza, de
desechar lo que el Espíritu le señala, sabiendo que el poder del Espíritu, que
es la fe recibida, lo ayudará, dándole las fuerzas necesarias para escalar aun
la montaña más alta y erguida, que se le pongan delante.
Sin embargo,
otra vez al llegar a la cima, la felicidad que ahora le inunde todos sus
sentimientos, y lo hace sentir contento y satisfecho de haber salido de este
apuro, esta felicidad es muy pasajera,
nunca dura por mucho tiempo. El Espíritu es incansable en su tarea, y pronto
encuentra otro tema de su interés que quiere llevar a la superficie, y el ciclo
continua a esferas siempre más elevadas, sin cesar.
Se puede tal vez
entender, por qué hay muchos niños en Cristo con la cara larga, y deprimidos,
hundidos y desalentados. Todos ellos no entienden lo que le está pasando, solo
se miran a sí mismos y se abaten. Si pusieran su mirada en lo que en verdad
está haciendo el Espíritu, podrían entender como su libertad espiritual del
sistema mundo costa cara, debido que hay la necesidad de eliminar la totalidad
de nuestro corazón natural, empreñado por una vanidad abrumadora, si se quiere
tener el Espíritu de Cristo procesado, formado en sus corazones y vivir en
libertad para hacer la voluntad del Espíritu del Dios Triuno.
Así de hecho, lo
que está pasando, es de hecho maravilloso, y dentro de un plan muy bien
estructurado, para que el niño en Cristo, pueda ser llevado a esferas Espirituales
siempre más elevadas, libre de las ataduras vanagloriosas, que proveen su yo y
el mundo.
En esta
situación, también es fácil entender, cómo millones de millones de niños en
Cristo, ya insertados en el Nuevo Hombre, tiran la toalla, y se detienen en su
progresión Espiritual. Dejan de fijar sus ojos en la obra de Cristo, pierden
completamente su rumbo, se estancan, y son incapaces de seguir progresando.
Todos estos son los millones de millones de “pámpanos” que se secan y el
Labrador tiene que pasar para cortarlos de la Vid y quemarlos. Todos ellos
tienen tantas dudas, que a veces inclusivo piensan, que nunca han pasado por la
cruz de Cristo y por esto creen que nunca fueron salvados del sistema del mundo
y que están totalmente perdidos y sin esperanza de salvación.
La buena noticia
es que todo ellos, debido que creyeron en la obra de Cristo, ciertamente
entraran en el Reino del Espíritu de Dios, pero solo como por el fuego. Ellos
creyeron, pero en su experiencia se estancaron, debido a las dificultades que
se le presentaban en su camino. Ya son años y años que no progresan y ya no
quieren desechar nada más. Se han vueltos estériles y su corazón se ha
endurecido. Les gusta ver como son y han perdido su primer amor. En la
eternidad serán lo que servirán en la creación, ósea en el “atrio del templo”,
pero nunca podrán servir a Dios cara a cara en el “lugar santísimo”. Perderán
los privilegios de hacer parte del Nuevo Hombre, de la Esposa de Cordero y de
la Nueva Jerusalén.
Por suerte, en
el Olivo Cultivado, que representa el Nuevo Hombre, quedan todavía millares de
millares de Vencedores, estos son los que completarán el Nuevo Hombre. Los que
serán parte de la Novia del Cordero y harán parte de la Nueva Jerusalén. Son
los que juntamente con el Espíritu de Cristo procesado, devolverán el Reino
perdido, al Espíritu del Dios Triuno. Son los que podrán Servirlo cara a cara,
por toda la eternidad. Estos son los que en su experiencia terrenal, han
perdido toda su confianza en el hombre natural, lo han conocido tan
íntimamente, que no están dispuestos a dejarle ningún propósito en sus Vidas.
Al mismo tiempo,
por la fe, han conocido más profundamente al Espíritu y la Vida del Espíritu de
Cristo procesado, y estas, ha podido ser formadas en ellos. Ya no pueden
confiar en seguir ningúna normas, preceptos, dogmas o al poder de su voluntad
natural, para superar las pruebas. Antes estos artificios, eran el poder de su
vivir, ahora, saben muy bien, que de nada les sirvió esta voluntad natural, o
este dogma o esta norma, cuando estaban en el más profundo del mar. Solo el
poder de la fe pudo ayudarlos.
Hermanos y
hermanas, todos lo que han pasados por la cruz de Cristo, han experimentados
todos estos altos y bajos y todos lo que han perseguido el blanco hasta el
final, solo lo han podido perseguir hasta el final, por la fe en la obra de
Cristo.
Cristo ha
crucificado nuestro corazón, en posición, en la cruz, y por esto somos salvos,
y tenemos Vida Eterna. Pero para tener el privilegio de permanecer de hacer
parte permanente del Nuevo Hombre, tenemos que apropiarnos de la fe y usar
nuestra voluntad sumisa la Espíritu y hacer viva en nuestra experiencia la obra
de Cristo, a fin de recibir la huiothesia (Gálatas 4:5).
Tenemos que
dejar que la Vida del Dios Triuno, tome total posesión de nuestro Nuevo Corazón,
si queremos quedarnos en el Nuevo Hombre, para la honra y Gloria del Espíritu
de Cristo procesado.
Tenemos que ver
nuestro viejo corazón natural, como un camino de tierra polvorosa. El Espíritu
quiere pavimentarla en su totalidad. En la cruz, Él terminó esta obra, pero
esta obra, tiene ahora que seguir avanzando cada día más, en nuestra
experiencia diaria. Cada día las maquinarias quieren aplastar esta tierra
polvorosa y la preparan para que venga el momento de poner un recubrimiento más
blanco que la nieve. Poco a poco, paso a paso, el camino quedará un día,
totalmente pavimentado.
El Espíritu, no puede parar,
hasta que todo el camino está terminado, para que este sea útil para su
propósito. Al final, todo nuestro camino estará totalmente regenerado para ser
usado por el Espíritu. Su apariencia será como la “de una piedra
preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal” de
hecho será “de oro puro, semejante al vidrio limpio” y será “adornado
con toda piedra preciosa. El primer cimiento será de jaspe; el segundo,
zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; el quinto, ónice; el sexto,
cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el
décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista”.
Hermanos y
hermanas, hagámonos fuertes en la fe, en el contenido de la Gracia, para que el
Espíritu pueda terminar su obra en nuestro Nuevo Corazón, a lo más pronto
posible, para que podamos estar listos para crecer y producir el buen Fruto,
que el Señor tiene preparado para todos sus huiós.
Tenemos un solo
corazón, el natural, y el Espíritu lo está lavando y regenerando en nuestra
experiencia desde niños en Cristo hasta huiós de Dios, que crecen y pueden
producir el Fruto Santo del Espíritu. Nosotros solo podremos hacer su voluntad,
cuando andamos en el camino que ha sido hecho nuevo.
Más camino nuevo,
más posibilidad de hacer Su voluntad en todos los aspectos de nuestra Vida.
Cuando el Espíritu, nos evidencia algo que tenemos que desechar, nos
enseña una nueva parte de nuestro corazón donde tenemos que desechar la
vanagloria que está incrustada. No es que damos un paso adelante y dos atrás.
Siempre estamos progresando, a pesar que a veces nosotros pensamos que no lo
estamos haciendo. Cuando hacemos una y otra vez el mismo pecado, no es que
estamos estancados, es señal que esto segmento de la carretera todavía no está
terminado, todavía está en obras, y las obras siempre progresan porqué el
Espíritu es incansable. Un día en nuestra experiencia serán terminadas. Pero no
todo se va a parar.
Hermano y
hermana, un día seguramente se terminarán las obras principales y el Espíritu
de Cristo procesado, será formado en nosotros, pero las obras Espirituales no
pararán, podrán progresar, en el camino para la sobre edificación de todos sus
cimientos más preciosos, que Él tenga determinado, y a esto se refiere el
crecer en estatura (Ef. 4:13) de “un varón perfecto, a la
medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.
Es importante
entender que no tenemos dos carreteras, solo tenemos una y esta es la que tiene
que ser hecha nueva en nuestra experiencia. Si andamos en la parte de
la nueva carretera, no sentimos llenos de gozo y de felicidad, pero si nos
aventuremos en las partes que todavía son polvorosas, nos encontraremos tristes
y deprimidos.
La carretera
polvorosa representa nuestra carne natural que todavía no ha sido regenerada en
nuestra experiencia.
El nuevo camino,
representa nuestra carne lavada y regenerada con el material genético del
Espíritu de Cristo procesado.
No tenemos dos
carreteras, una nueva y una vieja, para saltar desde una a la otra, cuando nos
apetece, y acusar a Dios por seguir teniendo un corazón carnal que nunca será
hecho nuevo en toda nuestra vida y que nos atrae al pecado.
Tenemos un solo
corazón, y una sola carretera y esta, está constantemente en obras.
Hermanos y
hermanas, necesitamos con urgencia que nuestra carretera sea hecha nueva en
nuestra experiencia, y adornada con todo oro y con toda piedra preciosa.
Hermanos y
hermanas, el Señor necesita huiós, y si como niños en Cristo, nos estancamos,
somos inservibles para la obra del Espíritu del Dios Triuno, no desmaneamos en
las pruebas, porque justo allí, está el Espíritu para lavarnos, y para ser regenerados
en nuestra experiencia.
Si perseveremos
en la fe, un día muy pronto, podamos ver el Espíritu de Cristo procesado,
formado en nosotros, y poder así crecer y producir el buen Fruto del Espíritu,
adornados con lo más precioso que existe en toda la creación, la Vida del Espíritu
de Cristo procesado en nosotros.
¿QUÉ TE PARECE Y
QUE VA HACER AL RESPECTO?
Armando Zanolla
Berlín el 06 de
febrero del 2014
Revisado el 07
de febrero del 2014
Revisado el 11
de febrero del 2014
Revisión el 3 de
abril del 2014
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