lunes, 30 de diciembre de 2013

EL ESPIRITU VIVIFICANTE EN NOSOTROS

YAHWEH IS SENDING 

YEHOSHUA AGAIN.

He will establish the Kingdom

 of God in this world.

ARE YOU READY???

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'UNA CARTA DE AMOR'


EL ESPIRITU VIVIFICANTE EN NOSOTROS

Mediante la obra de Cristo, Él vino a ser, la cabeza de su cuerpo, como el postrero Adán, el espíritu vivificante en nosotros. En 1 Co. 15:45 dice:

45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.

En 2Co.3:17 dice:

17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

De un lado tenemos que la plenitud de la Deidad vino a ser hombre, y del otro, en su resurrección, este Hombre, fue hecho espíritu vivificante, no solo para Él, más para todo su cuerpo.
En Juan 1:14 vemos que el Hijo de Dios fue hecho hombre y en 1 Co. 15:45  fue hecho espíritu vivificante. Pablo dice que él Hijo del hombre es “el Espíritu”, y en Él, está la plenitud de la Deidad.  Esto también lo confirma Pablo en Col. 1:16 que dice:

16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
 17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;
 18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia;
 19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,

Y en Col. 2:9 dice:

2:9 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,

Pablo se refiere a la plenitud que está en Yahweh, el Dios Triuno. Esto es importante entenderlo, debido que el Espíritu del Hijo de Dios en toda su plenitud, está en todos sus hijos como espíritu vivificante. El propósito de Dios en este tiempo de Gracia y fe, no es darnos otra vez la Ley, que solo fue un “ayo”, más para llevarnos al espíritu vivificante morando poderosamente y formado en nosotros; su propósito, desde la fundación del mundo, es darnos el Espíritu del Dios Triuno en nosotros, para que el vivifique todo nuestro ser, hasta el punto de ser consagrados huiós de Dios. El Dios Triuno incluye el Padre, el Hijo y el Espíritu, así que tenemos en nosotros, la plenitud de su humanidad y su Divinidad, como huiós de Dios. ¿Nos hacen estos Dioses? ¡NO EN ABSOLUTO¡ Si la sangre fuera lo que mueve todo el ser humano incluyendo alma y espíritu, (Esta es solo una figura) entonces podríamos decir que nosotros vivimos y somos movidos como huiós de Dios, por la plenitud de Yahweh.
Como Pablo un tiempo fue un seguidor escrupuloso de la Ley, y  necesitó la revelación directa del Espíritu de Yehoshua, para conocer la realidad sobre la visión Celestial y más específicamente de la persona del Hijo de Dios, nosotros también, necesitamos orar con necesidad, para recibir tal visión, para que la podemos creer espiritualmente, mediante la fe, que tenemos el Espíritu que representa Yahweh, en nosotros como nuestra fuente de agua de vida. Sin esta revelación, podemos aferrarnos a la religiosidad y seguir de una manera u otra, a la Ley, siguiendo mandamientos de hombres, que se apartan de la verdad del Dios Triuno. Hay que desechar las fábulas artificiosas profanas y viejas, juntamente a las tradiciones antiguas, hecha a revivir, por las denominaciones actuales, las religiones, y las sectas.
Desde el momento que Pablo recibió tal revelación, jamás se interesó a la Ley como unas forma para ser agradable al Señor, su único enfoque fue lo que le ofrecía el espíritu vivificante, Yahweh en él. Un hombre del Señor un día dijo:

“Oren que ustedes reciban tal visión tocante a la persona viviente del Hijo de Dios. También oren que otros vean esta visión. Oren que ellos vean esta persona viviente y les importe El, en lugar de otras cosas, como el Sábado, el cubrirse la cabeza, la sanidad y los dones espirituales o el mundo. Necesitamos orar que esta persona viviente nos importe más que cualquier otra cosa, aún más que la vida de la iglesia o el mismo universo. Sin esta persona viviente como nuestra realidad, el contenido de la vida de la iglesia, hasta la vida de la iglesia vendrá a ser solo una tragica tradición. ¡Es vital que veamos esta persona viviente en nosotros!”

Aparte de Cristo, la persona viviente del Hijo de Dios, todo lo que tenemos es la religión, el cual objeto, es el hombre si no Dios . Nuestro enfoque, como niños en Cristo, no tiene que ser intentar a cumplir con una cierta religiosidad promovida por nosotros o por otros, nuestro enfoque, tiene que ser, en el espíritu vivificante en nosotros, Él cual, tiene la obra de formar plenamente al Dios Triuno en nuestro espíritu. Una vez formado, ya no necesitamos nada más, el Dios Triuno proveerá para que podamos hacer toda obra, que fue preparada para nosotros, antes de la fundación del mundo. Esto es hacer la voluntad de Dios,  por medio de la Gracia y de la Fe. Es desde la formación de Cristo en nosotros, que podemos ofrecer la grosura y los panes sin levadura, que son la figura de la vida de Cristo en nosotros.  Como niños en Cristo, estamos tentados de quemar fuego extraño delante de Yahweh, y millones de millones lo están haciendo. Como huiós de Dios podemos obrar mediante la vida de Cristo en nosotros, en adoración y alabanza al dios Triuno y miles de millares lo están haciendo. Estos últimos, son su cuerpo, su Iglesia, la novia del Cordero, la nueva Jerusalén, el nuevo hombre. 
Los primeros serán los que entrarán el cielo como por fuego y servirán la creación de Dios. Los segundos servirán a Yahweh cara a cara.
Una persona que oye de Dios y le interesa, es normal que en sus primeros años, se aferre a alguna religión o denominación, y que intente escrupulosamente seguir sus enseñamientos y estos enseñamientos en las mayorías de los casos no son objectivos más sujetivos. Es por esto, que se necesita tener la revelación espiritual personal del Espíritu, y esta, hay que anhelarla con necesitad, mediante la oración, y que nada más, tenga que ser más importante, para nosotros. Sin esta revelación, estamos perdidos en nuestra religiosidad. Tenemos que llegar a un estado que solo estamos interesado que la vida de Cristo en nosotros, que es su espíritu vivificante, para que pueda terminar su obra en nosotros, y que nuestro único deseo sea, ver como Él, se puede expresarse en nosotros, para su gloria. Es entonces que ya, como Pablo, no nos interesará más cosa alguna, que no sea el Hijo del Dios viviente en nosotros mediante la expresión del Dios Trino formado, en nuestra vida.

UN CRISTO DESCONOCIDO EN EL CRISTIANISMO POR FALTA DE REVELACIÓN

El Hijo de Dios, es el centro de toda la biblia, pero en mi experiencia de la vida en la iglesia, poco y muy confusa es mi experiencia, de cómo Cristo me fue predicado. Probablemente esta es también tu experiencia. Tan poco sabemos de lo que Cristo ha puesto a nuestra disposición como espíritu vivificante. Podemos haber oído de que es la redención, la justificación, de la reconciliación, la salvación, y muchas otras cosas más que benefician al hombre, pero poco sabemos de cómo el Dios Triuno quiere ser glorificado por nosotros. Lamentablemente conocemos solo parcialmente los beneficios de tener el Dios Triuno en nosotros, en este tiempo de Gracia y de Fe. Conociendo estos beneficios, conoceríamos un poco más su carácter, su santidad, sus planes, y su visión en la eternidad. Es por esto que necesitamos primeramente conocimiento, pero conocimiento, sin revelación espiritual a nada sirve.
“Señor, danos cada día más revelación, para que podamos conocerte más”.

Pablo en 2 Corintios 3:15 dice:

“Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo esta puesto sobre el corazón de ellos”.

¿A qué velo se está refiriendo Pablo en este versículo? Pablo se está refiriendo a la religión Judía, con todos sus mandamientos, sus estatutos, sus leyes y sus tradiciones. Si Pablo escribiera en nuestros tiempos, ciertamente añadirías, las religiones que proliferan en este mundo, las sectas, las denominaciones. Esto es así, por qué todos están contaminadas por las tradiciones, y por el liberalismo entre otras cosas. Como usted tenga contacto con “cristianos” en estos tiempos, usted podrá constatar directamente, cuantos velos tienen puesto, delante de sus ojos. Estos velos le impiden a ver el hijo del Dios viviente y les impiden tener una revelación espiritual personal del Dios Triuno en ellos. Sin esta revelación, no solo no pueden ver a Cristo, más también, les impiden de ver, un verdadero hijo de Dios que le habla de Cristo. Debido que el príncipe de este mundo, tiene poder sobre ellos, se sienten en seguida muy susceptibles, atacados, y cualquier cosa los ofende, debido que están cegados, endurecidos y oscurecidos. Estas “cristianos” pueden usar argumentos espirituales, y la misma palabra, como un velo. La ley es buena, santa y espiritual, pero en manos de personas, o antes de la cruz, o niños en Cristo, se puede trasformar en un espeso velo. En 2 Corintios 4:3-4, Pablo dice:

3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;
 4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

Casi todo el mundo está cegado por el dios de este mundo. Solo mira alrededor tuyo, en las calles, en los supermercados, en los estadios, en los trenes, en los conciertos, para no mencionar en las capillas, en las iglesias, en las sinagogas, en las mezquitas, en los templos; todas estas multitudes, tienen velo tras velo, que le impiden ver a Cristo, el espíritu vivificante, el Hijo de Dios, el Dios Triuno. Todos ellos aborrecen la verdad y la vida, aborrecen la luz y sigue amando las tinieblas.

ABANDONAR NUESTROS PRECONCEPTOS, NUESTRAS NOCIONES Y NUESTRAS IDEAS

Todo preconcepto, toda noción humana, toda idea natural, es un velo, y este velo, nos impide de recibir una revelación espiritual. Con respecto a recibir revelación, no hay problema por el lado de Dios. Por Su lado todo está listo. El problema está totalmente en nuestro lado. Tenemos que vaciar toda nuestra mente de lo que tenemos aprendido hasta este momento, para que primeramente nuestros velos sean quitados de nuestra mente. Seguidamente y urgentemente tenemos que ponernos en rodilla, con necesidad, para que el espíritu vivificante sea hecho visible en nuestro espíritu y pueda manifestarse en nuestra vida. Tenemos que creer espiritualmente en el evangelio y dejar que la vida de Cristo entre en nuestro espíritu y que el espíritu vivificante forme totalmente al Dios Triuno en nosotros. En el periodo de tiempo, entre nacer de nuevo, como niños en Cristo, y tener El Dios Triuno formado plenamente en nosotros, tenemos que reposar de cualquier obra, solo tenemos que concentrarnos en la oración ferviente, hasta recibir la filiación de “Huiós” de Dios, manteniendo viva la fe, que hemos sido, redimidos, justificado y reconciliados con nuestro Padre Celestial. Si cometemos algún pecado en este periodo, podemos confesarlo, y seremos perdonados, debido que hemos sido completamente justificados en el momento de creer espiritualmente. Este periodo, puede significar años, pero no toda la vida. Nuestro Padre Celestial necesita “Huiós” sin mancha ni arruga, para completar el cuerpo de Cristo, necesita “Huiós” para completar la novia del Cordero, y necesita “Huiós” para recobrar su Reino en el cielo y en la tierra y esto será posible, en el momento que Cristo, sea plenamente formado en nosotros.  Yo he tenido velos toda mi vida, había creído, pero no fue hasta la edad de 66 años, que vi como el Dios Triuno me reconoció como “Huiós” suyo, y aquí estoy, en los últimos años de mi vida proclamado a todo el mundo que el espíritu vivifícate; al Dios Triuno, en mí, con poder, que está listo para regresar en este mundo. Empecé a conocerlo totalmente formado en mi como una persona viviente y como espíritu vivificante. Él me tocó a mí, yo lo toqué a Él en mi espíritu y, me dejó una marca en mi nuevo corazón, que cuando la toco me recuerda todo el tiempo que tengo perdido sin haber podido ser usado por Él, debido a mí vanidad y a mis velos. Entre Él y yo, hubo un intercambio filial, un contacto íntimo, que provocó mi filiación con la plenitud de la Deidad. Esto hecho está indeleble en todo mí ser.
La luz está aquí y brilla y quiere billar en tu corazón, ora al Señor, dile:

“Solo a ti Señor, solo a ti, solo necesito que te forme totalmente en mí, no quiero velos ya jamás en mi vida, fuera de mi la religión, fuera mis pre conceptos, fuera de mi todo mi corazón, solo ti Señor, solo a ti, dame fe Señor, en lo que tu tiene preparado para mí, mi redención, mi justificación, mi filiación, mi santificación, mi eterna gloria juntamente con ti Cristo. Señor que solo la vida Cristo, el espíritu vivificante, el Dios Triuno, sea lo más importante en mi vida, Ven Señor, ven y  toma completa posesión de mi ser, y jamás te soltaré.”

Hermanos y hermanas, amigos y amigas, oren en este sentido según lo que usted cree que necesite, y la luz de Dios, brillará en vuestro corazones, y Él os tocará y podréis vivir una futura vida, con el poder del Dios Triuno en vosotros, para su gloria, como “Huiós” del Altísimo, por el resto de vuestras vidas. Primero viene la redención y justificación, después el Señor quita los velos y forma Cristo en nosotros. Y, como último, viene la filiación como “Huiós” para una vida santa y sin manchas ni arrugas, donde la luz del Dios Triuno en nosotros, resplandece más que el sol. Pablo dice en Gal. 1:15-16

15 Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia,
 16 revelar a su Hijo en mí,

No tengas duda, a Dios le agrada revelar a su Hijo en tu corazón, es la cosa que más desea, porque te ama y porqué es su voluntad. ¿Quiere ver tu vida trasformada verdaderamente como “Huiós” de Dios? Deje que Dios quite todos tus velos y déjalo entrar para que se forme en ti y este sueño se hará realidad en tu corazón.
Si renunciamos nuestras percepciones, volvemos nuestro corazón hacia el Señor, entregamos  nuestro cuidado al espíritu y consagramos nuestro tiempo a la Palabra, Cristo,  Él será revelado en nosotros, vivirá en nuestro nuevo corazón y pronto tendremos Cristo totalmente formado en nosotros.

LA LIBERTAD QUE TENEMOS EN CRISTO

Es bueno conocer en que consiste la libertad que tenemos en Cristo. Como primero tenemos que entender de qué manera recibimos la gracia después de la cruz.
Después de la cruz, tenemos en nosotros el espíritu vivificante de la vida de Cristo en nosotros como embrión, también tenemos el Dios Triuno, que opera para nuestro disfrute y gozo como una unidad. A pesar que se está “mezclando” en nuestro corazón, el comienza su obra de regeneración. La vida de Cristo, como el Espíritu vivificante, imparte vida en nosotros, mediante el Dios Triuno. Estas son dos operaciones diferentes producidas por el mismo ser espiritual. Si estamos en comunión con Él, si, como dicho anteriormente, renunciamos a nuestras percepciones, y volvemos nuestro corazón hacia el Señor, entregamos  nuestro cuidado al espíritu y consagramos nuestro tiempo a la Palabra, y a la oración, Cristo será revelado cada día más en nosotros, vivirá en nosotros nuevos corazones para hacernos cada día más libres, y pronto, será formado totalmente en nosotros, reconociéndonos como gloriosos “Huiós” de Dios. Entonces Él podrá operar libremente en nuestra voluntad, nuestra mente, nuestras emociones y sentimientos y en nuestra conciencia, como también en nuestro espíritu. Alcanzar  esta unidad con el Espíritu, tiene que ser la mayor responsabilidad, que tiene el niño en Cristo, es necesario que esta evolución espiritual, se haga realidad, a los más pronto, para no quedarse estancado en una vida estéril, en oposición con el Espíritu. Debido a la “savia” del olivo silvestre, que todavía está en él niño es Cristo, esta busca oponerse al Espíritu. Quiere hacer inactivo, el flujo continúo de la savia de olivo cultivado, en que fue insertado, (Cristo), pero nosotros tenemos que aportar, lo antes dicho, para que no haya oposición entre nosotros y el Espíritu. Pero toda la obra tiene que tener su origen de Yahweh, y solo en él. Nosotros no podemos promover la filiación, esta será una realidad en nosotros en los tiempos que establece Yahweh, el Eterno.
A veces los “cristianos” tienen la idea que el recibir Gracia, es recibir bendiciones, en particular bendiciones materiales, como un buen lugar de trabajo bien remunerado, sanidad,  dones, paz con el mundo. Este modo de entender la Gracia Divina está bien lejos de ser apropiado. En Juan 1:14 dice:

14 Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Ciertamente Cristo no estaba lleno de gracias materiales. Él era la gracia que estaba ofreciendo libremente, juntamente con la verdad. Conociéndolo a Él, teniéndolo formado en nosotros, conoceremos la plenitud de la Gracia, la Gracia de una relación viva, con nuestro Creador, que quiere el máximo para nosotros, mucho más de lo que concedió a los ángeles. Él nos hizo para que seamos dignos de Él, quiere una esposa adecuada para su hijo, sin mancha ni arruga, quiere “Huiós” que juntamente a su Hijo que puedan arrebatar y administrar Su Reino para su gloria. En 1 Co. 15:10 Pablo dice:

10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no resultó vana; antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí.

Uno de los propósitos de la Gracia, es que los niños en Cristo, puedan ser considerados “Huiós” al servicio de Dios, lo más pronto posible. Los niños en Cristo se benefician de la Gracia, para crecer, para que Cristo sea formado en ellos. Los “Huiós” se benefician en poder obrar, debido a la Gracia que está en sus corazones; es la gracia que está en ellos, que lo les capacitan para ministrar a Dios cara a cara.  En Gálatas Sara tipifica la gracia en Isaac, Agar tipifica el poder de la Ley que es el pecado en Ismael. Estas mujeres, tipifican los dos pactos, el pacto de la Ley y el Pacto de la Gracia. La Ley tipifica el poder de esta, que es el pecado que domina la raza humana. La gracia tipifica a Cristo en nosotros, el espíritu vivificante, el Dios Triuno en nosotros para conducirnos a su gloriosa libertad que es servirle cara a cara. Cristo formado en nosotros, es nuestra libertad y es nuestra Gracia. La vida de Cristo produce hijos como Isaac, Huiós libres, que pueden heredar la promesa de Dios, que es Cristo formado en nosotros para el cumplimento de todo lo que Dios, se propuso en su corazón, respecto al hombre. En Gal. 4:28, 30-31 dice:

28 Y vosotros, hermanos, como Isaac, sois hijos de la promesa.
30 Más ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.
 31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

Cuando un niño en Cristo es reconocido por el Padre, como Huiós, en la filiación,  recibe la promesa, debido que tiene Su Espíritu, que representa el Dios Triuno formado en él, y desde este momento Dios lo puede usar en toda su plenitud. Como huiós participamos plenamente de la gracia Divina, y de la libertad, en el servicio de Dios, sin temor de quemar fuego extraño delante de Él. Nuestra libertad no tiene nada que ver, con el poder de la Ley sobre nosotros, que es el pecado. ¿Qué quiero decir con esto? Nosotros no rechazamos a la Ley en sí, rechazamos lo que representa la Ley que es el poder del pecado. Este pecado representa con el tratar de cumplir con los mandamientos y estatutos de Dios, con nuestras fuerzas, con el fin de serle agradable. Desde el punto de vista humano, esto parece correcto, pero desde el punto de vista de Dios, esta es la obra del mismo Satanás. La única cosa que Dios se siente agradado, es Cristo, su Hijo Unigénito y ahora Primogenitito de toda la creación, que es el Espíritu, el Dios Triuno. Mediante su vida formada en nosotros, somos agradable al Señor, el provee por nuestra santidad en todos los sentidos. Él provee a cumplir la Ley y los estatutos, correspondiente a la Gracia, Él provee en nuestra labor espiritual en esta tierra, el provee absolutamente todo en nosotros. Nuestra única obligación es seguir firme, en la fe espiritual, que tenemos recibido, y crecer en esta fe mediante la revelación Divina, cumpliendo con gozo con las directivas que la Escritura establece y que tenemos expuesto. Si en algún momento pensamos que podemos ser agradable a Dios en cumplir algunos de sus mandamientos o alguno de sus estatutos, con nuestras fuerzas naturales, tendríamos que cumplir toda la Ley y esto ya sabemos por la experiencia de la religión Judía, que es imposible. Por tanto Pablo en esto es tajante y dice que el hombre no puede ser justificado por las obras de la Ley y añade en Gal. 5:1 que dice:

5:1 Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.

Además en Romanos 7, Pablo nos informa, que el pecado, que entró en el mundo mediante el mandamiento, produjo en él toda codicia. Cuanto más Pablo intentó guardar este mandamiento, cuanto más fracasó miserablemente. Que lamentadle son las denominaciones cristianas. Cada una de ellas, busca un punto doctrinal para diferenciarse de las otras, con el propósito de hacer algo mejor para Dios. Pero Dios no se puede agradar en nada de lo que puede producir cierta denominación, la única cosa que puede agradarse, es en el hijo de Dios, el Dios Triuno, el Espíritu que está obrando poderosamente en los Huiós de Dios. Y esto no se consigue mediantes, dogmas, ni por cumplir algún mandamiento Divino, ni por seguir denominación alguna, o secta religiosa.
Hemos expuestos dos puntos principales de Cristo en nosotros como espíritu vivificante.
El primero consiste en que el Hijo de Dios está en contraste con la religión del hombre, que consiste en hacer algo, mediante nuestra fuerza natural, con el fin de ser agradables a Dios.
El segundo consiste en que la libertad que tenemos en Cristo, está en contraste con la esclavitud de estar bajo EL PODER DE la ley, porqué, por las obras de la ley, ninguna carne será justificada.
El niño en Cristo, preocupado por sus pecados, trata de hacer algo agradable a Dios, y trata de cumplir algún requerimiento de la Ley, pero el hombre, jamás tuvo la más mínima posibilidad, de poder guardar en toda su vida un solo mandamiento siendo tentado. Solo un huiós de Dios, debido que la vida de Cristo se ha formado en él, tiene esta posibilidad, siendo Cristo, el Dios Trino, el Espíritu,  que está obrando mediante su poder y no él.
Los diez mandamientos son el testimonio de Dios al hombre, para que el hombre pueda evaluarse a sí mismo, como ineficaz en cumplir los requerimientos de Dios primeramente, y segundo, para que busque todo su apoyo en Dios, para que pueda proveer a esto propósito. Dios sabía que al dar la Ley, el hombre no hubiera podido cumplirla, pero esperaba que el hombre entendiera su total dependencia del Padre Celestial.
Después de miles de años de experiencia, el hombre hoy, sigue de alguna forma, creer que Dios, le pueda considerar apto, por una relación con él, debido a que él puede hacer algo por Dios, como hombre natural. Esta actitud es muy lamentable y su fin solo puede ser la muerte espiritual.
La Ley, también tuvo otra función, y fue la de ser un lugar de refugio hasta que viniera Cristo. La Ley tenía la función de ser un guardián, por el pueblo de Dios. En la Ley estaban reflejados los atributos de Dios, su santidad,  su justicia,  su luz y su amor. Estos eran los principios que podían salvaguardar su pueblo, del resto del mundo, hasta la venida de Cristo. En Gal. 3:23 se dice:

23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.
 24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.
 25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,
 26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;
 27 porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.

No podemos entender plenamente una escritura, si no consideramos el contexto bíblico. Aquí Pablo nos dice según el contexto bíblico que todos somos Huiós de Dios por la fe en Cristo, y esto es cierto. También es cierto que todos los que han sido bautizados de Cristo, de Él estamos revestidos. Lo que no nos dice, es cuando todo esto pasa. Es evidente que nacemos de nuevo como niños en Cristo y que un día desde este evento, seremos huiós de Dios. Así tendría que ser evidente que hay un tiempo entre de ser niños en Cristo, y el momento de recibir la promesa. Abram tuvo que esperar 14 años, el mismo Jesús esperó 30 años. Hay un tiempo de espera entre ser un simple hijo de Dios, al ser un Huiós de Dios.
Todos somos hijos, pero solo algunos son los vencedores, solamente algunos, serán parte de cuerpo de Cristo, solamente algunos serán parte de la esposa del Cordero, solamente algunos serán parte de la nueva Jerusalén. Pablo en estos versículos solo se refiere a los Huiós de Dios. El propósito de la Ley fue llevarnos a Cristo, este propósito se ha cumplido con la obra del hijo de Dios, ahora la Ley no tiene ningún sentido, bebido que los huiós tiene a Cristo que totalmente formado en ellos le hace ver reflejados sus atributos, su santidad,  su justicia,  su luz y su amor.  Además Cristo se presenta claramente antes ellos como su escudo y como su guardián. Así las funciones que antes tenía la Ley, ahora lo tiene el espíritu vivificante, el Dios Triuno, en el espíritu del Huiós de Dios. Esto es la realidad de nuestra vida, Cristo ha sido insertado en nosotros y su vida es nuestra vida, Él es el espíritu vivificante, nosotros también, él es un huiós de Dios, nosotros también, en él está el Dios Triuno, en nosotros también. Cristo es nuestro todo, es el solo lo que importa, doctrinas, dogmas, religión, sectas, denominaciones, dones espirituales, el fruto del Espíritu Santo, la misma biblia, nada de esto es tan importante como Cristo en nosotros, como nuestra vida. Él es vida, nosotros, también, Él es luz, nosotros también, Él es la sal, nosotros también, Él tiene hermanos, nosotros también, Él tiene un Reino, nosotros también, Él tiene un Padre, nosotros también. No hay nada, sea en la tierra que el cielo que sea tan imprescindible como  el Hijo de Dios formado en nosotros. La justificación no produce la unión con Cristo. Se necesita creer en el poder de la resurrección de Cristo para nacer como niños en Cristo y poder ser insertados en Él. Desde un niño en Cristo, se progresa hasta llegar a recibir la promesa, de ser parte permanente de la familia de Dios. Esto es mediante la filiación, la cual, nos da todo el derecho, de la esperanza y de una herencia incorruptible, preparada para todos sus huiós.
Cuando creímos, depende de la doctrina que tenemos recibido, las reacciones se manifiestan en modo muy diferentes.

1.   Si creímos que nuestra unión con Cristo tiene producido en nosotros la muerte del “Yo”, de mi viejo hombre, y el recibimiento del nuevo hombre, y todo es cumplido, entonces experimentamos muchas desilusiones, debido que esta doctrina no es cierta. Pecaremos y nos sentiremos frustrados y tendremos una vida miserable.
2.      Si creemos que somos justificados y todo está hecho, también tendremos desilusiones, porque hay mucho más de esto en la obra de la Deidad.
3.      Si creímos que en nuestra redención y justificación ha habido una real separación al viejo hombre, y si al mismo tiempo creemos en el poder de la resurrección de Cristo para nosotros, y experimentamos que Cristo es insertado en nosotros, que  nacemos de nuevo, como niños en Cristo. Si, tendremos la mirada puesta en nuestra filiación; entonces asumiremos nuestras temporales derrotas, y buscaremos con necesidad nuestra filiación como “Huiós” de Dios, sabiendo, que desde este momento, Cristo será la fuente y el origen de nuestro andar en santidad para su gloria.

La nueva creación comienza cuando Cristo comienza a ser formado en nosotros. Esto es el mezclarse temporal de la Divinidad con la humanidad, la savia del olivo silvestre (que ha sido justificada), se mezcla con la savia del olivo cultivado, hasta cuando el espíritu vivificante llena totalmente nuestro corazón con la savia del Dios Triuno en nosotros. Esta mezcla es posible debido a la obra de la justificación, pero no tiene que ser la norma de nuestra vida. Tenemos que tener la esperanza viva, que el Dios Triuno, forme plenamente la vida de Cristo en nosotros, para llegar a ser huiós de Dios. Es entonces que seremos completos en Él Espíritu. Unas de las maravillas que pasan cuando Cristo es insertado en nosotros es lo que comenta Pablo en Gal. 2:19:

19 Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios.

¿Hemos muertos verdaderamente al poder de la Ley o solo lo vemos como una doctrina? Si estamos separados de Cristo, entonces no hemos muerto, pero si decimos que somos unidos a Él, entonces seremos verdaderamente muertos al poder de la Ley que es el pecado. En Romanos 7:4 Pablo habla de que estamos casados con Cristo:

“Así también vosotros, hermanos míos, se os ha hecho morir a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis unidos a otro, a Aquel que fue levantado de los muertos”.

El poder de la Ley, que es el pecado, no tiene ningún poder en nosotros cómos Huiós de Dios. En los niños en Cristo, donde el espíritu vivificante, no está formado de manera completa, todavía el poder de la Ley, puede que tenga poder para llevar al recién nacido al pecado. ¡Pero, que glorioso futuro tiene este niño en Cristo, para él está reservado la posición más alta en los cielos y en la tierra en Cristo Jesús!

En Romanos 11 Pablo hace otro ejemplo:

7 Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho participante con ellas de la rica savia de la raíz del olivo,

Para hacer un inserto, primero hay que cortar, esto tipifica la redención y la justificación. El inserto tipifica el nuevo nacimiento donde la savia del olivo cultivado (El Espíritu, Cristo, el Dios Triuno) comienza a penetrar en la ramita del olivo silvestre. Ya esto no recibe la savia del olivo silvestre, más del olivo cultivado. Un día este ramita dará frutos, este es el día de la filiación. Si no se hace un corte, no puede haber ningún injerto. Si la rama de un árbol ha de ser injertada en otro árbol, la rama primeramente debe ser cortada, y separada, solo después que se ha hecho el corte puede haber una nueva unión. Hay “Creyentes” que dicen: “Pues yo sencillamente tengo creído, no he pasado ningún trauma”. Hermanos y hermanas, una ramita cortada, tanto que sufre, sufre hasta que Cristo sea totalmente formado en ella y esto es lo normal en la vida de un verdadero niño en Cristo. Cuando fuimos separados, morimos, no solamente a la ley, sino a todo lo que no sea Dios.
Mediante la resurrección, Cristo fue hecho espíritu vivificante. En el momento que Dios Padre nos corta del olivo silvestre, somos insertados en Cristo, para que Él mismo se forje en nosotros con el fin que el Dios Triuno sea nuestra propia vida en nuestro proprio ser. Ahora vivimos por la fe en el Hijo de Dios, una fe, que produce una unión completa, en la cual nosotros y Cristo somos uno totalmente formados en el momento de la filiación. Desde el inserto, El Espíritu vive en nosotros, y nosotros vivimos con El Espíritu siempre en mayor medida para que nos pueda impartir gracia, fe, vida, luz, poder, verdad, conocimiento y sabiduría..
Que estas verdades puedan ser parte de la viva de todo hijo de Dios.

¿Qué te parece y que vas hacer al respecto?

ARMANDO ZANOLLA


Revisión el 15 de noviembre del 2013
Revisión el 22 de diciembre del 2013



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