YAHWEH IS SENDING
YEHOSHUA AGAIN.
He will establish the Kingdom
of God in this world.
ARE YOU READY???
SI QUIERE SUBIR UNA CARTA DE AMOR ENVÍA UN E-MAIL A: azanolla5@gmail.com
'UNA CARTA DE AMOR'
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'UNA CARTA DE AMOR'
EL ESPIRITU
VIVIFICANTE EN NOSOTROS
Mediante la obra de Cristo, Él vino a ser, la
cabeza de su cuerpo, como el postrero Adán, el espíritu vivificante en
nosotros. En 1 Co. 15:45 dice:
45 Así también está escrito: Fue hecho el
primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.
En 2Co.3:17 dice:
17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde
está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
De un lado tenemos que la plenitud de la
Deidad vino a ser hombre, y del otro, en su resurrección, este Hombre, fue
hecho espíritu vivificante, no solo para Él, más para todo su cuerpo.
En Juan 1:14 vemos que el Hijo de Dios fue
hecho hombre y en 1 Co. 15:45 fue hecho espíritu vivificante.
Pablo dice que él Hijo del hombre es “el Espíritu”, y en Él, está la plenitud
de la Deidad. Esto también lo confirma Pablo en Col. 1:16 que dice:
16 Porque en él fueron creadas todas las
cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e
invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo
fue creado por medio de él y para él.
17 Y él es antes de todas las cosas,
y todas las cosas en él subsisten;
18 y él es la cabeza del cuerpo que
es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos,
para que en todo tenga la preeminencia;
19 por cuanto agradó al Padre que en
él habitase toda plenitud,
Y en Col. 2:9 dice:
2:9 Porque en él habita corporalmente toda
la plenitud de la Deidad,
Pablo se refiere a la plenitud que está en
Yahweh, el Dios Triuno. Esto es importante entenderlo, debido que el Espíritu
del Hijo de Dios en toda su plenitud, está en todos sus hijos como espíritu
vivificante. El propósito de Dios en este tiempo de Gracia y fe, no es darnos
otra vez la Ley, que solo fue un “ayo”, más para llevarnos al espíritu
vivificante morando poderosamente y formado en nosotros; su propósito, desde la
fundación del mundo, es darnos el Espíritu del Dios Triuno en nosotros, para
que el vivifique todo nuestro ser, hasta el punto de ser consagrados huiós de
Dios. El Dios Triuno incluye el Padre, el Hijo y el Espíritu, así que tenemos
en nosotros, la plenitud de su humanidad y su Divinidad, como huiós de Dios.
¿Nos hacen estos Dioses? ¡NO EN ABSOLUTO¡ Si la sangre fuera lo que mueve todo
el ser humano incluyendo alma y espíritu, (Esta es solo una figura) entonces
podríamos decir que nosotros vivimos y somos movidos como huiós de Dios, por la
plenitud de Yahweh.
Como Pablo un tiempo fue un seguidor
escrupuloso de la Ley, y necesitó la revelación directa del Espíritu de
Yehoshua, para conocer la realidad sobre la visión Celestial y más
específicamente de la persona del Hijo de Dios, nosotros también, necesitamos
orar con necesidad, para recibir tal visión, para que la podemos creer
espiritualmente, mediante la fe, que tenemos el Espíritu que representa Yahweh,
en nosotros como nuestra fuente de agua de vida. Sin esta revelación, podemos
aferrarnos a la religiosidad y seguir de una manera u otra, a la Ley,
siguiendo mandamientos de hombres, que se apartan de la verdad del Dios
Triuno. Hay que desechar las fábulas artificiosas profanas y viejas, juntamente
a las tradiciones antiguas, hecha a revivir, por las denominaciones actuales,
las religiones, y las sectas.
Desde el momento que Pablo recibió tal
revelación, jamás se interesó a la Ley como unas forma para ser agradable al
Señor, su único enfoque fue lo que le ofrecía el espíritu vivificante, Yahweh
en él. Un hombre del Señor un día dijo:
“Oren que ustedes reciban tal visión
tocante a la persona viviente del Hijo de Dios. También oren que otros vean
esta visión. Oren que ellos vean esta persona viviente y les importe El, en
lugar de otras cosas, como el Sábado, el cubrirse la cabeza, la sanidad y los
dones espirituales o el mundo. Necesitamos orar que esta persona viviente nos
importe más que cualquier otra cosa, aún más que la vida de la iglesia o el
mismo universo. Sin esta persona viviente como nuestra realidad, el contenido
de la vida de la iglesia, hasta la vida de la iglesia vendrá a ser solo una
tragica tradición. ¡Es vital que veamos esta persona viviente en nosotros!”
Aparte de Cristo, la persona viviente del
Hijo de Dios, todo lo que tenemos es la religión, el cual objeto, es el hombre
si no Dios . Nuestro enfoque, como niños en Cristo, no tiene que ser intentar a
cumplir con una cierta religiosidad promovida por nosotros o por otros, nuestro
enfoque, tiene que ser, en el espíritu vivificante en nosotros, Él cual, tiene
la obra de formar plenamente al Dios Triuno en nuestro espíritu. Una vez
formado, ya no necesitamos nada más, el Dios Triuno proveerá para que podamos
hacer toda obra, que fue preparada para nosotros, antes de la fundación del
mundo. Esto es hacer la voluntad de Dios, por medio de la Gracia y de la
Fe. Es desde la formación de Cristo en nosotros, que podemos ofrecer la grosura
y los panes sin levadura, que son la figura de la vida de Cristo en
nosotros. Como niños en Cristo, estamos tentados de quemar fuego extraño
delante de Yahweh, y millones de millones lo están haciendo. Como huiós de Dios
podemos obrar mediante la vida de Cristo en nosotros, en adoración y alabanza
al dios Triuno y miles de millares lo están haciendo. Estos últimos, son su
cuerpo, su Iglesia, la novia del Cordero, la nueva Jerusalén, el nuevo
hombre.
Los primeros serán los que entrarán el cielo
como por fuego y servirán la creación de Dios. Los segundos servirán a Yahweh
cara a cara.
Una persona que oye de Dios y le interesa, es
normal que en sus primeros años, se aferre a alguna religión o denominación, y
que intente escrupulosamente seguir sus enseñamientos y estos enseñamientos en
las mayorías de los casos no son objectivos más sujetivos. Es por esto, que se
necesita tener la revelación espiritual personal del Espíritu, y esta, hay que
anhelarla con necesitad, mediante la oración, y que nada más, tenga que ser más
importante, para nosotros. Sin esta revelación, estamos perdidos en nuestra
religiosidad. Tenemos que llegar a un estado que solo estamos interesado que la
vida de Cristo en nosotros, que es su espíritu vivificante, para que pueda
terminar su obra en nosotros, y que nuestro único deseo sea, ver como Él, se
puede expresarse en nosotros, para su gloria. Es entonces que ya, como Pablo, no
nos interesará más cosa alguna, que no sea el Hijo del Dios viviente en
nosotros mediante la expresión del Dios Trino formado, en nuestra vida.
UN CRISTO DESCONOCIDO EN EL CRISTIANISMO POR
FALTA DE REVELACIÓN
El Hijo de Dios, es el centro de toda la biblia,
pero en mi experiencia de la vida en la iglesia, poco y muy confusa es mi
experiencia, de cómo Cristo me fue predicado. Probablemente esta es también tu
experiencia. Tan poco sabemos de lo que Cristo ha puesto a nuestra disposición
como espíritu vivificante. Podemos haber oído de que es la redención, la
justificación, de la reconciliación, la salvación, y muchas otras cosas más que
benefician al hombre, pero poco sabemos de cómo el Dios Triuno quiere ser
glorificado por nosotros. Lamentablemente conocemos solo parcialmente los
beneficios de tener el Dios Triuno en nosotros, en este tiempo de Gracia y de
Fe. Conociendo estos beneficios, conoceríamos un poco más su carácter, su
santidad, sus planes, y su visión en la eternidad. Es por esto que necesitamos
primeramente conocimiento, pero conocimiento, sin revelación espiritual a nada
sirve.
“Señor, danos cada día más revelación, para
que podamos conocerte más”.
Pablo en 2 Corintios 3:15 dice:
“Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a
Moisés, el velo esta puesto sobre el corazón de ellos”.
¿A qué velo se está refiriendo Pablo en este
versículo? Pablo se está refiriendo a la religión Judía, con todos sus
mandamientos, sus estatutos, sus leyes y sus tradiciones. Si Pablo escribiera
en nuestros tiempos, ciertamente añadirías, las religiones que proliferan en
este mundo, las sectas, las denominaciones. Esto es así, por qué todos están
contaminadas por las tradiciones, y por el liberalismo entre otras cosas. Como
usted tenga contacto con “cristianos” en estos tiempos, usted podrá constatar
directamente, cuantos velos tienen puesto, delante de sus ojos. Estos velos le
impiden a ver el hijo del Dios viviente y les impiden tener una revelación
espiritual personal del Dios Triuno en ellos. Sin esta revelación, no solo no
pueden ver a Cristo, más también, les impiden de ver, un verdadero hijo de Dios
que le habla de Cristo. Debido que el príncipe de este mundo, tiene poder sobre
ellos, se sienten en seguida muy susceptibles, atacados, y cualquier cosa los
ofende, debido que están cegados, endurecidos y oscurecidos. Estas “cristianos”
pueden usar argumentos espirituales, y la misma palabra, como un velo. La ley
es buena, santa y espiritual, pero en manos de personas, o antes de la cruz, o
niños en Cristo, se puede trasformar en un espeso velo. En 2 Corintios 4:3-4,
Pablo dice:
3 Pero si nuestro evangelio está aún
encubierto, entre los que se pierden está encubierto;
4 en los cuales el dios de este siglo
cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz
del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Casi todo el mundo está cegado por el dios de
este mundo. Solo mira alrededor tuyo, en las calles, en los supermercados, en
los estadios, en los trenes, en los conciertos, para no mencionar en las
capillas, en las iglesias, en las sinagogas, en las mezquitas, en los templos;
todas estas multitudes, tienen velo tras velo, que le impiden ver a Cristo, el
espíritu vivificante, el Hijo de Dios, el Dios Triuno. Todos ellos aborrecen la
verdad y la vida, aborrecen la luz y sigue amando las tinieblas.
ABANDONAR NUESTROS PRECONCEPTOS, NUESTRAS
NOCIONES Y NUESTRAS IDEAS
Todo preconcepto, toda noción humana, toda
idea natural, es un velo, y este velo, nos impide de recibir una revelación
espiritual. Con respecto a recibir revelación, no hay problema por el lado de
Dios. Por Su lado todo está listo. El problema está totalmente en nuestro lado.
Tenemos que vaciar toda nuestra mente de lo que tenemos aprendido hasta este
momento, para que primeramente nuestros velos sean quitados de nuestra mente.
Seguidamente y urgentemente tenemos que ponernos en rodilla, con necesidad,
para que el espíritu vivificante sea hecho visible en nuestro espíritu y pueda
manifestarse en nuestra vida. Tenemos que creer espiritualmente en el evangelio
y dejar que la vida de Cristo entre en nuestro espíritu y que el espíritu
vivificante forme totalmente al Dios Triuno en nosotros. En el periodo de
tiempo, entre nacer de nuevo, como niños en Cristo, y tener El Dios Triuno
formado plenamente en nosotros, tenemos que reposar de cualquier obra, solo
tenemos que concentrarnos en la oración ferviente, hasta recibir la filiación
de “Huiós” de Dios, manteniendo viva la fe, que hemos sido, redimidos,
justificado y reconciliados con nuestro Padre Celestial. Si cometemos algún
pecado en este periodo, podemos confesarlo, y seremos perdonados, debido que
hemos sido completamente justificados en el momento de creer espiritualmente.
Este periodo, puede significar años, pero no toda la vida. Nuestro Padre
Celestial necesita “Huiós” sin mancha ni arruga, para completar el cuerpo de
Cristo, necesita “Huiós” para completar la novia del Cordero, y necesita
“Huiós” para recobrar su Reino en el cielo y en la tierra y esto será posible,
en el momento que Cristo, sea plenamente formado en nosotros. Yo he
tenido velos toda mi vida, había creído, pero no fue hasta la edad de 66 años,
que vi como el Dios Triuno me reconoció como “Huiós” suyo, y aquí estoy, en los
últimos años de mi vida proclamado a todo el mundo que el espíritu vivifícate;
al Dios Triuno, en mí, con poder, que está listo para regresar en este mundo.
Empecé a conocerlo totalmente formado en mi como una persona viviente y como
espíritu vivificante. Él me tocó a mí, yo lo toqué a Él en mi espíritu y, me
dejó una marca en mi nuevo corazón, que cuando la toco me recuerda todo el
tiempo que tengo perdido sin haber podido ser usado por Él, debido a mí vanidad
y a mis velos. Entre Él y yo, hubo un intercambio filial, un contacto íntimo,
que provocó mi filiación con la plenitud de la Deidad. Esto hecho está
indeleble en todo mí ser.
La luz está aquí y brilla y quiere billar en
tu corazón, ora al Señor, dile:
“Solo a ti Señor, solo a ti, solo necesito
que te forme totalmente en mí, no quiero velos ya jamás en mi vida, fuera de mi
la religión, fuera mis pre conceptos, fuera de mi todo mi corazón, solo ti
Señor, solo a ti, dame fe Señor, en lo que tu tiene preparado para mí, mi
redención, mi justificación, mi filiación, mi santificación, mi eterna gloria
juntamente con ti Cristo. Señor que solo la vida Cristo, el espíritu
vivificante, el Dios Triuno, sea lo más importante en mi vida, Ven Señor, ven y
toma completa posesión de mi ser, y
jamás te soltaré.”
Hermanos y hermanas, amigos y amigas, oren en
este sentido según lo que usted cree que necesite, y la luz de Dios, brillará
en vuestro corazones, y Él os tocará y podréis vivir una futura vida, con el
poder del Dios Triuno en vosotros, para su gloria, como “Huiós” del Altísimo,
por el resto de vuestras vidas. Primero viene la redención y justificación,
después el Señor quita los velos y forma Cristo en nosotros. Y, como último,
viene la filiación como “Huiós” para una vida santa y sin manchas ni arrugas,
donde la luz del Dios Triuno en nosotros, resplandece más que el sol. Pablo
dice en Gal. 1:15-16
15 Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el
vientre de mi madre, y me llamó por su gracia,
16 revelar a su Hijo en mí,
No tengas duda, a Dios le agrada revelar a su
Hijo en tu corazón, es la cosa que más desea, porque te ama y porqué es su
voluntad. ¿Quiere ver tu vida trasformada verdaderamente como “Huiós” de Dios?
Deje que Dios quite todos tus velos y déjalo entrar para que se forme en ti y este
sueño se hará realidad en tu corazón.
Si renunciamos nuestras percepciones,
volvemos nuestro corazón hacia el Señor, entregamos nuestro cuidado al
espíritu y consagramos nuestro tiempo a la Palabra, Cristo, Él será revelado en nosotros, vivirá en
nuestro nuevo corazón y pronto tendremos
Cristo totalmente formado en nosotros.
LA LIBERTAD QUE TENEMOS EN CRISTO
Es bueno conocer en que consiste la libertad
que tenemos en Cristo. Como primero tenemos que entender de qué manera
recibimos la gracia después de la cruz.
Después de la cruz, tenemos en nosotros el
espíritu vivificante de la vida de Cristo en nosotros como embrión, también
tenemos el Dios Triuno, que opera para nuestro disfrute y gozo como una unidad.
A pesar que se está “mezclando” en nuestro corazón, el comienza su obra de
regeneración. La vida de Cristo, como el Espíritu vivificante, imparte vida en
nosotros, mediante el Dios Triuno. Estas son dos operaciones diferentes
producidas por el mismo ser espiritual. Si estamos en comunión con Él, si,
como dicho anteriormente, renunciamos a nuestras percepciones, y volvemos
nuestro corazón hacia el Señor, entregamos nuestro cuidado al espíritu y
consagramos nuestro tiempo a la Palabra, y a la oración, Cristo será revelado
cada día más en nosotros, vivirá en nosotros nuevos corazones para hacernos
cada día más libres, y pronto, será formado totalmente en nosotros,
reconociéndonos como gloriosos “Huiós” de Dios. Entonces Él podrá operar
libremente en nuestra voluntad, nuestra mente, nuestras emociones y
sentimientos y en nuestra conciencia, como también en nuestro espíritu.
Alcanzar esta unidad con el Espíritu, tiene que ser la mayor
responsabilidad, que tiene el niño en Cristo, es necesario que esta evolución
espiritual, se haga realidad, a los más pronto, para no quedarse estancado en
una vida estéril, en oposición con el Espíritu. Debido a la “savia” del olivo silvestre,
que todavía está en él niño es Cristo, esta busca oponerse al Espíritu. Quiere
hacer inactivo, el flujo continúo de la savia de olivo cultivado, en que fue
insertado, (Cristo), pero nosotros tenemos que aportar, lo antes dicho, para
que no haya oposición entre nosotros y el Espíritu. Pero toda la obra tiene que
tener su origen de Yahweh, y solo en él. Nosotros no podemos promover la
filiación, esta será una realidad en nosotros en los tiempos que establece
Yahweh, el Eterno.
A veces los “cristianos” tienen la idea que
el recibir Gracia, es recibir bendiciones, en particular bendiciones
materiales, como un buen lugar de trabajo bien remunerado, sanidad,
dones, paz con el mundo. Este modo de entender la Gracia Divina está bien
lejos de ser apropiado. En Juan 1:14 dice:
14 Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre
nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de
gracia y de verdad.
Ciertamente Cristo no estaba lleno de gracias
materiales. Él era la gracia que estaba ofreciendo libremente, juntamente con
la verdad. Conociéndolo a Él, teniéndolo formado en nosotros, conoceremos la
plenitud de la Gracia, la Gracia de una relación viva, con nuestro Creador, que
quiere el máximo para nosotros, mucho más de lo que concedió a los ángeles. Él
nos hizo para que seamos dignos de Él, quiere una esposa adecuada para su hijo,
sin mancha ni arruga, quiere “Huiós” que juntamente a su Hijo que puedan
arrebatar y administrar Su Reino para su gloria. En 1 Co. 15:10 Pablo dice:
10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia
para conmigo no resultó vana; antes bien he trabajado mucho más que todos
ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí.
Uno de los propósitos de la Gracia, es que
los niños en Cristo, puedan ser considerados “Huiós” al servicio de Dios, lo
más pronto posible. Los niños en Cristo se benefician de la Gracia, para
crecer, para que Cristo sea formado en ellos. Los “Huiós” se benefician en
poder obrar, debido a la Gracia que está en sus corazones; es la gracia que
está en ellos, que lo les capacitan para ministrar a Dios cara a cara. En
Gálatas Sara tipifica la gracia en Isaac, Agar tipifica el poder de la Ley que
es el pecado en Ismael. Estas mujeres, tipifican los dos pactos, el pacto de la
Ley y el Pacto de la Gracia. La Ley tipifica el poder de esta, que es el pecado
que domina la raza humana. La gracia tipifica a Cristo en nosotros, el espíritu
vivificante, el Dios Triuno en nosotros para conducirnos a su gloriosa libertad
que es servirle cara a cara. Cristo formado en nosotros, es nuestra libertad y
es nuestra Gracia. La vida de Cristo produce hijos como Isaac, Huiós libres,
que pueden heredar la promesa de Dios, que es Cristo formado en nosotros para
el cumplimento de todo lo que Dios, se propuso en su corazón, respecto al
hombre. En Gal. 4:28, 30-31 dice:
28 Y vosotros, hermanos, como Isaac, sois hijos de la
promesa.
30 Más ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y
a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.
31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la
esclava, sino de la libre.
Cuando un niño en Cristo es reconocido por el
Padre, como Huiós, en la filiación, recibe la promesa, debido que tiene
Su Espíritu, que representa el Dios Triuno formado en él, y desde este momento
Dios lo puede usar en toda su plenitud. Como huiós participamos plenamente de
la gracia Divina, y de la libertad, en el servicio de Dios, sin temor de quemar
fuego extraño delante de Él. Nuestra libertad no tiene nada que ver, con el
poder de la Ley sobre nosotros, que es el pecado. ¿Qué quiero decir con esto?
Nosotros no rechazamos a la Ley en sí, rechazamos lo que representa la Ley que
es el poder del pecado. Este pecado representa con el tratar de cumplir con los
mandamientos y estatutos de Dios, con nuestras fuerzas, con el fin de serle
agradable. Desde el punto de vista humano, esto parece correcto, pero desde el
punto de vista de Dios, esta es la obra del mismo Satanás. La única cosa que
Dios se siente agradado, es Cristo, su Hijo Unigénito y ahora Primogenitito de
toda la creación, que es el Espíritu, el Dios Triuno. Mediante su vida formada
en nosotros, somos agradable al Señor, el provee por nuestra santidad en todos
los sentidos. Él provee a cumplir la Ley y los estatutos, correspondiente a la
Gracia, Él provee en nuestra labor espiritual en esta tierra, el provee
absolutamente todo en nosotros. Nuestra única obligación es seguir firme, en la
fe espiritual, que tenemos recibido, y crecer en esta fe mediante la revelación
Divina, cumpliendo con gozo con las directivas que la Escritura establece y que
tenemos expuesto. Si en algún momento pensamos que podemos ser agradable a Dios
en cumplir algunos de sus mandamientos o alguno de sus estatutos, con nuestras
fuerzas naturales, tendríamos que cumplir toda la Ley y esto ya sabemos por la
experiencia de la religión Judía, que es imposible. Por tanto Pablo en esto es
tajante y dice que el hombre no puede ser justificado por las obras de la Ley y
añade en Gal. 5:1 que dice:
5:1 Estad, pues, firmes en la libertad con
que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
Además en Romanos 7, Pablo nos informa, que
el pecado, que entró en el mundo mediante el mandamiento, produjo en él toda
codicia. Cuanto más Pablo intentó guardar este mandamiento, cuanto más fracasó
miserablemente. Que lamentadle son las denominaciones cristianas. Cada una de
ellas, busca un punto doctrinal para diferenciarse de las otras, con el
propósito de hacer algo mejor para Dios. Pero Dios no se puede agradar en nada
de lo que puede producir cierta denominación, la única cosa que puede
agradarse, es en el hijo de Dios, el Dios Triuno, el Espíritu que está obrando
poderosamente en los Huiós de Dios. Y esto no se consigue mediantes, dogmas, ni
por cumplir algún mandamiento Divino, ni por seguir denominación alguna, o
secta religiosa.
Hemos expuestos dos puntos principales de
Cristo en nosotros como espíritu vivificante.
El primero consiste en que el Hijo de Dios
está en contraste con la religión del hombre, que consiste en hacer algo,
mediante nuestra fuerza natural, con el fin de ser agradables a Dios.
El segundo consiste en que la libertad que
tenemos en Cristo, está en contraste con la esclavitud de estar bajo EL PODER
DE la ley, porqué, por las obras de la ley, ninguna carne será justificada.
El niño en Cristo, preocupado por sus
pecados, trata de hacer algo agradable a Dios, y trata de cumplir algún
requerimiento de la Ley, pero el hombre, jamás tuvo la más mínima posibilidad,
de poder guardar en toda su vida un solo mandamiento siendo tentado. Solo un
huiós de Dios, debido que la vida de Cristo se ha formado en él, tiene esta
posibilidad, siendo Cristo, el Dios Trino, el Espíritu, que está obrando
mediante su poder y no él.
Los diez mandamientos son el testimonio de
Dios al hombre, para que el hombre pueda evaluarse a sí mismo, como ineficaz en
cumplir los requerimientos de Dios primeramente, y segundo, para que busque
todo su apoyo en Dios, para que pueda proveer a esto propósito. Dios sabía que
al dar la Ley, el hombre no hubiera podido cumplirla, pero esperaba que el
hombre entendiera su total dependencia del Padre Celestial.
Después de miles de años de experiencia, el
hombre hoy, sigue de alguna forma, creer que Dios, le pueda considerar apto,
por una relación con él, debido a que él puede hacer algo por Dios, como hombre
natural. Esta actitud es muy lamentable y su fin solo puede ser la muerte
espiritual.
La Ley, también tuvo otra función, y fue la
de ser un lugar de refugio hasta que viniera Cristo. La Ley tenía la función de
ser un guardián, por el pueblo de Dios. En la Ley estaban reflejados los
atributos de Dios, su santidad, su justicia, su luz y su amor.
Estos eran los principios que podían salvaguardar su pueblo, del resto del
mundo, hasta la venida de Cristo. En Gal. 3:23 se dice:
23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados
bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.
24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para
llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.
25 Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo,
26 pues todos sois hijos de Dios por la fe en
Cristo Jesús;
27 porque todos los que habéis sido bautizados en
Cristo, de Cristo estáis revestidos.
No podemos entender plenamente una escritura,
si no consideramos el contexto bíblico. Aquí Pablo nos dice según el contexto
bíblico que todos somos Huiós de Dios por la fe en Cristo, y esto es cierto.
También es cierto que todos los que han sido bautizados de Cristo, de Él estamos
revestidos. Lo que no nos dice, es cuando todo esto pasa. Es evidente que
nacemos de nuevo como niños en Cristo y que un día desde este evento, seremos
huiós de Dios. Así tendría que ser evidente que hay un tiempo entre de ser
niños en Cristo, y el momento de recibir la promesa. Abram tuvo que esperar 14
años, el mismo Jesús esperó 30 años. Hay un tiempo de espera entre ser un
simple hijo de Dios, al ser un Huiós de Dios.
Todos somos hijos, pero solo algunos son los
vencedores, solamente algunos, serán parte de cuerpo de Cristo, solamente
algunos serán parte de la esposa del Cordero, solamente algunos serán parte de
la nueva Jerusalén. Pablo en estos versículos solo se refiere a los Huiós de
Dios. El propósito de la Ley fue llevarnos a Cristo, este propósito se ha
cumplido con la obra del hijo de Dios, ahora la Ley no tiene ningún sentido,
bebido que los huiós tiene a Cristo que totalmente formado en ellos le hace ver
reflejados sus atributos, su santidad, su justicia, su luz y
su amor. Además Cristo se presenta claramente antes ellos como su escudo
y como su guardián. Así las funciones que antes tenía la Ley, ahora lo tiene el
espíritu vivificante, el Dios Triuno, en el espíritu del Huiós de Dios. Esto es
la realidad de nuestra vida, Cristo ha sido insertado en nosotros y su vida es
nuestra vida, Él es el espíritu vivificante, nosotros también, él es un huiós
de Dios, nosotros también, en él está el Dios Triuno, en nosotros también.
Cristo es nuestro todo, es el solo lo que importa, doctrinas, dogmas, religión,
sectas, denominaciones, dones espirituales, el fruto del Espíritu Santo, la
misma biblia, nada de esto es tan importante como Cristo en nosotros, como
nuestra vida. Él es vida, nosotros, también, Él es luz, nosotros también, Él es
la sal, nosotros también, Él tiene hermanos, nosotros también, Él tiene un
Reino, nosotros también, Él tiene un Padre, nosotros también. No hay nada, sea
en la tierra que el cielo que sea tan imprescindible como el Hijo de Dios formado en nosotros. La
justificación no produce la unión con Cristo. Se necesita creer en el poder de
la resurrección de Cristo para nacer como niños en Cristo y poder ser
insertados en Él. Desde un niño en Cristo, se progresa hasta llegar a recibir
la promesa, de ser parte permanente de la familia de Dios. Esto es mediante la
filiación, la cual, nos da todo el derecho, de la esperanza y de una herencia
incorruptible, preparada para todos sus huiós.
Cuando creímos, depende de la doctrina que
tenemos recibido, las reacciones se manifiestan en modo muy diferentes.
1. Si creímos que nuestra unión con Cristo
tiene producido en nosotros la muerte del “Yo”, de mi viejo hombre, y el
recibimiento del nuevo hombre, y todo es cumplido, entonces experimentamos
muchas desilusiones, debido que esta doctrina no es cierta. Pecaremos y nos
sentiremos frustrados y tendremos una vida miserable.
2. Si
creemos que somos justificados y todo está hecho, también tendremos
desilusiones, porque hay mucho más de esto en la obra de la Deidad.
3. Si
creímos que en nuestra redención y justificación ha habido una real separación
al viejo hombre, y si al mismo tiempo creemos en el poder de la resurrección de
Cristo para nosotros, y experimentamos que Cristo es insertado en nosotros, que
nacemos de nuevo, como niños en Cristo. Si, tendremos la mirada puesta en
nuestra filiación; entonces asumiremos nuestras temporales derrotas, y
buscaremos con necesidad nuestra filiación como “Huiós” de Dios, sabiendo, que
desde este momento, Cristo será la fuente y el origen de nuestro andar en
santidad para su gloria.
La nueva creación comienza cuando Cristo
comienza a ser formado en nosotros. Esto es el mezclarse temporal de la
Divinidad con la humanidad, la savia del olivo silvestre (que ha sido
justificada), se mezcla con la savia del olivo cultivado, hasta cuando el
espíritu vivificante llena totalmente nuestro corazón con la savia del Dios
Triuno en nosotros. Esta mezcla es posible debido a la obra de la
justificación, pero no tiene que ser la norma de nuestra vida. Tenemos que
tener la esperanza viva, que el Dios Triuno, forme plenamente la vida de Cristo
en nosotros, para llegar a ser huiós de Dios. Es entonces que seremos completos
en Él Espíritu. Unas de las maravillas que pasan cuando Cristo es insertado en
nosotros es lo que comenta Pablo en Gal. 2:19:
19 Porque yo por la ley soy muerto para la
ley, a fin de vivir para Dios.
¿Hemos muertos verdaderamente al poder de la
Ley o solo lo vemos como una doctrina? Si estamos separados de Cristo, entonces
no hemos muerto, pero si decimos que somos unidos a Él, entonces seremos
verdaderamente muertos al poder de la Ley que es el pecado. En Romanos 7:4
Pablo habla de que estamos casados con Cristo:
“Así también vosotros, hermanos míos, se os
ha hecho morir a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis unidos a
otro, a Aquel que fue levantado de los muertos”.
El poder de la Ley, que es el pecado, no
tiene ningún poder en nosotros cómos Huiós de Dios. En los niños en Cristo,
donde el espíritu vivificante, no está formado de manera completa, todavía el
poder de la Ley, puede que tenga poder para llevar al recién nacido al pecado.
¡Pero, que glorioso futuro tiene este niño en Cristo, para él está reservado la
posición más alta en los cielos y en la tierra en Cristo Jesús!
En Romanos 11 Pablo hace otro ejemplo:
7 Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú,
siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho
participante con ellas de la rica savia de la raíz del olivo,
Para hacer un inserto, primero hay que
cortar, esto tipifica la redención y la justificación. El inserto tipifica el
nuevo nacimiento donde la savia del olivo cultivado (El Espíritu, Cristo, el
Dios Triuno) comienza a penetrar en la ramita del olivo silvestre. Ya esto no
recibe la savia del olivo silvestre, más del olivo cultivado. Un día este
ramita dará frutos, este es el día de la filiación. Si no se hace un
corte, no puede haber ningún injerto. Si la rama de un árbol ha de ser
injertada en otro árbol, la rama primeramente debe ser cortada, y separada,
solo después que se ha hecho el corte puede haber una nueva unión. Hay
“Creyentes” que dicen: “Pues yo sencillamente tengo creído, no he pasado ningún
trauma”. Hermanos y hermanas, una ramita cortada, tanto que sufre, sufre hasta
que Cristo sea totalmente formado en ella y esto es lo normal en la vida de un
verdadero niño en Cristo. Cuando fuimos separados, morimos, no solamente a la
ley, sino a todo lo que no sea Dios.
Mediante la resurrección, Cristo fue hecho
espíritu vivificante. En el momento que Dios Padre nos corta del olivo
silvestre, somos insertados en Cristo, para que Él mismo se forje en nosotros
con el fin que el Dios Triuno sea nuestra propia vida en nuestro proprio ser.
Ahora vivimos por la fe en el Hijo de Dios, una fe, que produce una unión
completa, en la cual nosotros y Cristo somos uno totalmente formados en el
momento de la filiación. Desde el inserto, El Espíritu vive en nosotros, y
nosotros vivimos con El Espíritu siempre en mayor medida para que nos pueda
impartir gracia, fe, vida, luz, poder, verdad, conocimiento y sabiduría..
Que estas verdades puedan ser parte de la
viva de todo hijo de Dios.
¿Qué te parece y que vas hacer al respecto?
ARMANDO ZANOLLA
Revisión el 15 de noviembre del 2013
Revisión el 22 de diciembre del 2013
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